Autor: El café de la Historia
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El descubrimiento de los guerreros de terracota
En 1974 se produjo en China uno de los descubrimientos arqueológicos más importantes de la historia.
Unos campesinos encontraron mientras faenaban la cabeza de un guerrero en un campo de cultivo. En un principio creyeron que se trataba de un jarrón, la desenterraron y descubrieron la que sería la primera de una larga serie de miles y miles de figuras de terracota, todas ellas diferentes entre sí, y que formaban parte de lo que se conoce como el panteón más gigantesco construido jamás por el ser humano.
Hablamos del sepulcro mandado construir por el primer emperador chino Quin Shi Huang, del cual no se tenía registros hasta el momento del hallazgo casual de los guerreros. Hoy en día, y desde 1987, está catalogado como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Los guerreros de terracota vienen a España
Ahora nos vamos a 1981 para encontrarnos el sorprendente anuncio de que Galerías Preciados (una importante cadena de grandes almacenes muy en boga por aquellos tiempos propiedad de Ruiz Mateos desde ese mismo año) va a exponer en su centro de Madrid una muestra del impresionante yacimiento consistente en cinco guerreros y dos caballos, traídos a Europa para la ocasión.
Galerías Preciados los colocó en una planta dedicada a la venta de productos orientales atrayendo a multitud de visitantes que se acercaron al centro comercial a ver de primera mano las imponentes figuras.
Se destapa el fraude
Lo que no sabían ni la empresa ni los visitantes es que estaban siendo víctimas de un engaño de proporciones bíblicas.
Dichas figuras venían avaladas por un certificado del Comité Arqueológico de Pekín, y antes de recalar en Madrid habían sido expuestas en Suiza, Francia, Inglaterra e incluso en el centro de Galerías Preciados de Barcelona.
Llegan (malas) noticias de Alemania
Y todo iba viento en popa hasta que se publicó un artículo del corresponsal en Alemania de El País en el que se hacía eco de las declaraciones de unos arqueólogos que ponían en duda la autenticidad de las figuras. Éstos respaldaban sus sospechas en unas pruebas de termoluminiscencia y carbono 14 que no dejaban lugar a la duda: las figuras eran de terracota, sí, pero del siglo XX.
Galerias Preciados se revolvió contra lo que consideró una difamación y exhibió la documentación enviada por China que garantizaba su origen.
Curiosa paradoja, el certificado de autenticidad era… falso.
Tan falso como las estatuas.
Consecuencia: la empresa tuvo que retirar la exposición, anular una futura exposición prevista en sus almacenes de Valencia, admitir públicamente que había sido objeto de una estafa por parte del gobierno chino, y emitir un comunicado en el cual aclaraba que todas las personas que habían visitado la exposición de Barcelona no habían visto sino réplicas (muy buenas, por cierto) y no las genuinas esculturas del cortejo funerario del emperador Quin Shi Huang.
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Madre mía la de veces que nos habrán dado gato por liebre y nunca nos enteraremos. Buenos días.
Mejor no pensarlo…
Se la metieron doblada a RuizMa!
Efectivamente, Johnny.
No conocía toda esta movida pero lo que más me ha dejado tocada es saber que Galerías Preciados era de Rumasa. Menudos piratas estos y los chinos.
Gracias Raquel. Sí, luego acabó absorbido por el Corte Inglés.
Ruiz Mateos probó su propia medicina tradicional china.
¡Con acupuntura incluída!
Este artículo me lleva a pensar que quizá yo tampoco vi expuesto en una plaza de Huesca el auténtico Batmóvil de la peli de Tim Burton sobre el hombre murciélago.
Si era chino, igual no. Saludos Luis Miguel.