Tarrare, el tragón insaciable

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Autor: El café de la Historia


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Tarrare fue un hombre francés que vivió en el siglo XVIII, conocido por su insaciable apetito y su capacidad para comer en cantidades excesivas.

Cantidades excesivas de alimentos y otras cosas…

Según los registros históricos y numerosos testimonios contemporáneos, Tarrare podía consumir cantidades de comida que serían imposibles para una persona promedio. Por ejemplo, se dice que podía comer una olla entera de guiso, varios pollos acompañados de su guarnición más unos cuantos kilos de carne en una sola sentada.

Pero, más allá de su glotonería, su caso es excepcional.

Francia, siglo XVIII

Tarrare, nacido cerca de Lyon en 1772, sufría de un trastorno alimentario conocido como polifagia, que se caracteriza por una necesidad constante de comer grandes cantidades de alimentos y ya desde su nacimiento dio muestras de un apetito anormalmente voraz.

Su peripecia vital es una de las más extrañas de la historia.

Cuando tenía 17 años, era capaz de comer su propio peso de carne de vaca en un período de 24 horas.

Debido a su insaciable apetito, sus padres lo expulsaron de casa porque no podían alimentarlo.

Viajó por toda Francia en compañía de una banda de rufianes y prostitutas convertido en atracción de feria, y para ganarse la vida actuaba comiendo ingentes cantidades de alimentos así como objetos extraños que podían ser tapones o piedras además de animales como gatos y perros que tragaba vivos sin masticarlos.

Tarrare se va a la guerra

Tras su peripecia como «monstruo de feria», se unió al ejército francés en 1792, a la edad de 20 años, como soldado raso en un regimiento de infantería. Debido a su insaciable apetito, rápidamente se ganó el apodo de «Tarrare el hambriento» entre sus compañeros de armas que eran testigos de una insólita hambre que las raciones militares eran incapaces de saciar, y que obligaban a nuestro protagonista a rebuscar por todos lados compulsivamente cualquier cosa para comer.

Sin embargo, su trastorno alimentario además de otorgarle cierta fama entre sus camaradas también le causó graves problemas en el campo de batalla. A menudo se veía obligado a dejar su unidad en busca de comida, lo que lo hacía vulnerable a ser capturado por el enemigo.

Durante la Guerra de la Primera Coalición, los médicos del ejército revolucionario francés investigaron el secreto de su apetito insaciable.

Se descubrió que sus mejillas se extendían como una goma facilitando que pudiese tragar comida (y lo que no era comida) en grandes cantidades. Además, despedía un olor tan fuerte que siempre había una especie de nube de hedor insoportable alrededor suyo. Durante su tiempo en el hospital, los médicos intentaron tratarlo con gran variedad de métodos, incluyendo todo tipo de fármacos y drogas, cirugía para intentar reducir su estómago e hipnosis para controlar su apetito.

Sin embargo, ninguno de estos tratamientos tuvo éxito.

Banquete en el hospital

Durante su estancia en el hospital, los médicos decidieron poner a prueba la capacidad de Tarrare con la comida.

El banquete fue preparado por quince cocineros y dispuesto cerca de las puertas del hospital.

Por norma, el personal del hospital contenía a Tarrare en presencia de comida, pero en esta ocasión se le permitió acercarse a la mesa sin impedimento. Tarrare se lo comió todo: dos enormes pasteles de carne, platos de carne en salazón y quince litros de leche. Inmediatamente después, se durmió. Los médicos aprovecharon para comprobar que el vientre del enfermo se había tensado e hinchado como un gran globo.

En otra ocasión, a Tarrare le dieron un gato vivo. Lo abrió en canal con los dientes y bebió su sangre, y continuó comiéndose el gato entero salvo los huesos, antes de vomitar el pelo y la piel. Después de esto, los médicos ofrecieron a Tarrare una variedad de diferentes animales, incluyendo serpientes, lagartos y cachorros de perro; todos ellos se los comió.

También se tragó una anguila entera sin masticar, habiéndole antes machacado la cabeza con los dientes.

Todos estos episodios de investigación hospitalaria quedaron reflejados en el libro Anomalies and Curiosities of Medicine publicado en 1896 por los investigadores George M. Gould and Walter Lytle Pyle.

Tarrare, espía napoleónico

El General Alexandre de Beauharnais, conocedor del caso, vio una oportunidad para usarlo como espía, escondiendo documentos secretos dentro de su estómago. Pero el intento de espionaje fracasó (quizás no fue buena idea infiltrarse en territorio alemán caracterizado de campesino alemán… ¡sin saber una palabra de alemán!), fue atrapado y torturado ferozmente antes de ser devuelto a Francia.

A pesar de los muchos problemas relacionados con su enfermedad, Tarrare demostró ser un soldado valiente y leal. Se le atribuyen varias acciones heroicas en el campo de batalla, incluyendo la defensa de un puesto avanzado contra un ataque prusiano y la captura de un banderín enemigo en una batalla cerca de la ciudad de Metz.

Aunque son numerosas sus hazañas y las anécdotas relacionadas con su vida, no hay ninguna imagen conocida de Tarrare.

El caso de Tarrare fue estudiado por el médico Guillaume Duchenne, quien publicó un informe sobre él en 1848, llamado «Estudio clínico de un caso de polifagia». En este informe, Duchenne describe detalladamente los síntomas de Tarrare y los tratamientos que se le administraron. A partir de este estudio, se ha podido entender mejor la polifagia y los desafíos que presenta en el tratamiento.

La polifagia de Tarrare llegó a ser tan desmesurada que durante toda su corta vida sufrió de graves problemas de salud como obesidad, trastornos digestivos y enfermedades de la piel, y a causa de todo esto murió extremadamente joven en el año 1798, con solo 26 años y la sospecha de que detrás de ese inusual comportamiento compulsivo hacia la comida se escondiese algún tipo de desorden mental.

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