En el museo del Palacio de Versalles hay expuesto un reloj que da las horas con una exquisita melodía llamada Grand Dieu sauve le Roi (Gran Dios salve al Rey). Dicha melodía es la misma que God save the King, el famoso himno inglés.
El reloj está fechado el 1719 y está acreditado que la melodía que hace sonar cada hora fue compuesta casi treinta años antes del «estreno» oficial del himno de la Casa Real inglesa.
Empezamos un viaje en busca de los orígenes de uno de los plagios más sonados de la historia. Un viaje que da comienzo en 1686 en la corte de Versalles y que nos llevará de paseo hasta nuestros días.
God save the King, posiblemente uno de los himnos más solemnes del planeta.
Práctico como ninguno , el God save the King puede mutar a God save the Queen si el regente es una mujer. Y viceversa.
God save the King fue «estrenado» en 1714, coincidiendo con la coronación del rey Jorge I y posteriormente pasó a ser el himno oficial inglés y, por tanto, a sonar en los momentos de mayor solemnidad en Inglaterra y en más de veinte países del mundo de la órbita de esa mancomunidad llamada Commonwealth .
Un himno de origen tramposo
Lo que no tenemos claro es si todos esos que se llevan la mano al corazón cuando suena la melodía son conscientes de que la canción tiene su origen en la celebracióndel éxito de una operación.
Más concretamente de una operación de hemorroides del monarca absolutista francés Luis XIV.
Estamos en 1686, la cirugía estaba en pañales y Luis XIV tenía muchos motivos para estar intranquilo.
A los intensos dolores que padecía debido a la fístula anal, se sumaban los nervios a una intervención quirúrgica podía poner en peligro su propia vida.
Luis XIV, el Rey Sol, tras el fracaso de todos los tratamientos recomendados por los mejores médicos de Europa, se iba a someter a una delicada operación en su regio trasero. Después de casi diez dolorosísimos años, ya no podía aguantar más.
El simple hecho de permanecer de pie era una tortura, y ya no digamos caminar o montar a caballo.
El cirujano Claude François Félix de Tassy convenció al rey de que accediese a operarse.
La operación fue un completo éxito.
Tanto que dos meses después de la intervención, enero de 1687, el monarca estaba curado. Y muy complacido y agradecido.
Ya libre de dolores, el rey francés recompensó al cirujano Tassy con una fortuna que se calcula que equivaldrían a más de 35 millones de euros de nuestros días, una enorme finca en la costa de Normandía e incluso un título nobiliario.
Luis XIV estaba tan contento que encargó un himno que celebrase la operación y su completa curación. El reconocido compositor Jean Baptiste Lully exaltó el restablecimiento del rey con una melodía que llevaba por título Grand Dieu sauve le Roi.
La cancioncilla se hizo muy popular en Francia y fue el himno de la monarquía hasta que la Revolución Francesa finiquitó la institución.
Fue, también, escuchada por el gran compositor G. F. Handel, que la encontró irresistiblemente pegadiza. Volvemos a 1714, y nos encontramos que Handel es el músico de cámara de la corte del príncipe Jorge y cuando éste fue coronado, Handel reutilizó aquella cancioncilla que había escuchado en Paris, cambiar alguna cosa mínima, y presentársela al rey inglés prácticamente calcada de la melodía original.
El resultado es harto conocido: God save the King fue adoptado desde ese momento como himno por la realeza británica.
Bourgault Ducondray, pianista, compositor y estudioso e historiador de la músicadefine a Handel como «el más grande ladrón musical que haya existido jamás» y asevera que el asunto que nos ocupa en este articulo no fue ni mucho menos un caso aislado.
Por cierto, y como propina, con la misma música se interpreta el himno de Lichtenstein, «Oben am jüngen Rhein» («Arriba del joven Rin»).
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What’s the frequency, kenneth? is your benzedrine, uh-huh i was brain-dead, locked out, numb, not up to speed i thought i’d pegged you an idiot’s dream tunnel vision from the outsider’s screen i never understood the frequency, uh-huh you wore our expectations like an armored suit, uh-huh
I’d studied your cartoons, radio, music, tv, movies, magazines richard said, «withdrawal in disgust is not the same as apathy» a smile like the cartoon, tooth for a tooth you said that irony was the shackles of youth (…)
En el siguiente artículo vamos a intentar explicar la alucinante historia que hay detrás de una de las canciones más famosas del grupo norteamericano R.E.M.
What’s the Frequency, Kenneth?
Cualquier ser humano que estuviese en el planeta Tierra allá a mediados de los años 90debería conocer la canción What’s the Frequency, Kenneth?, del álbum Monster, ya que fue un éxito universal.
Por si acaso usted es muy joven y nunca ha oído el tema, o en aquellos años estuvo secuestrado por una tribu no contactada del Amazonas o, quién sabe, usted es un viajero del tiempo recién aterrizado desde el futuro como el enigmático protagonista de nuestra historia, aquí tiene la canción para ponerse en situación antes de seguir con el relato.
¿Ya?
Continuemos.
Kenneth, what’s the frequency?
Ahora nos vamos a Nueva York. Octubre de 1986.
Y allí, paseando una noche por sus calles, nos encontramos con Dan Rather que en aquellos momentos era uno de los rostros más conocidos del país merced a su trabajo como presentador en el noticiario de la CBS.
Un sujeto se le acerca y le pregunta en evidente estado de alteración «Kenneth, what’s the frequency?« (¿Cuál es la frecuencia, Kenneth?).
Dan Rather le contesta que se está equivocando de persona y por respuesta el desconocido le endosa un puñetazo que tumba al presentador, y una vez en el suelo le siguió pateando mientras le hacía sin parar la misma pregunta.
Unos testigos acuden a la escena y el agresor huye sin que se le pudiera identificar. Dan Rather no sufrió más que unas magulladuras y a los pocos días se pudo reincorporar a su puesto de trabajo, pero el misterio sobre esta agresión empezó a correr como la pólvora dando lugar a múltiples teorías sobre la naturaleza del ataque.
La policía trató el asalto como un hecho aleatorio; dada la popularidad del agredido y que el agresor se le dirigía con otro nombre que no era el suyo, no contemplaron la posibilidad de un ataque premeditado contra la estrella de la CBS. Además, la víctima, no sólo no conocía de nada al atacante, sino que no tenía ni la más remota idea del motivo de la agresión.
La teoría de la conspiración planeó sobre el extraño incidente y en las locas conjeturas que se desataron a raíz del caso, cobró fuerza la sospecha de que Dan Rather se lo había inventado todo. Por suerte para el agredido, los testigos corroboraron todo lo declarado por Rather, incluido la ya famosa frase «Kenneth, what’s the frequency? «.
Y decimos famosa porque esa frase se convirtió en una coletilla recurrente pasando a la cultura popular; no en vano, las iniciales son WTF, y Kenneth pasó a encarnar a alguien tonto, imbécil, bobo, que no se entera de nada…
De 1986 nos vamos a 1994
…Y de la cultura popular la tomó R.E.M. Estamos en el año 1994.
Aunque su líder, Michael Stipe, estaba fascinado como medio país por el incidente, y aprovechó el tirón de la frase que a esas alturas ya estaba incrustada en la psique colectiva, el grupo orientó la letra hacia la incomprensión intergeneracional.
Como ya hemos dicho, la canción se convirtió en un éxito apabullante sonando en las emisoras a todas horas.
Han pasado ocho años de esa noche en Nueva York en la que empezó todo y la pregunta que ahora toca es la siguiente: ¿Habrá escuchado Dan Rather la canción de R.E.M. en la que alude al incidente del que fue principal protagonista y víctima?
Dada la repercusión y el éxito obtenido, y a que no hay ni rastro de noticias sobre un secuestro del presentador por parte de una tribu no contactada del Amazonas, todo apunta que sí.
Pero, teniendo en cuenta la fama de casacarrabias y gruñón de Rather, ¿cómo se lo habrá tomado?
What’s the frequency, Dan Rather?
Miren el vídeo que viene a continuación:
Pues parece ser que se lo tomó sorprendentemente bien…
Como habrán adivinado, el señor a la derecha de Michael Stipe es… Dan Rather. Sí, de acuerdo, las musas no le han concedido los dones de la melodía y el ritmo, pero sí que demostró en esta aparición con la banda en el programa de David Letterman que poseía tanto sentido del humor como poco miedo al ridículo.
Esta simpática colaboración REM-Dan Rather ocurre en 1995 y el extraño incidente de 1986 sigue sin resolverse, convertido en el mayor misterio pop de esos años.
El asunto «WTF, Kenneth» vuelve a la palestra
Pero va a ser por poco tiempo, ya que aunque ni el grupo ni Rather lo sospechan, estaba a punto de producirse el desenlace del enigma que había tenido en vilo a Estados Unidos la última década.
Gracias a la investigación de un periodista del New York Times que indagó en un asesinato ocurrido un año antes, se pudieron conectar todas las piezas de este rompecabezas. Vamos allá.
La investigación empieza en 1994 cuando un individuo intenta colarse en los estudios de la NBC en Nueva York. Un trabajador intenta impedirlo y el asaltante saca una pistola y lo mata sin contemplaciones. Tras interrogarlo, la policía llega a la conclusión que sufre graves problemas mentales y así lo confirman los psiquiatras.
William Tager
Su relato, y aquí empieza el mambo, es así:
William Tager, que así se llama el asesino, declara que viene del futuro, concretamente del año 2265. En ese futuro, el mundo está gobernado por un régimen totalitario y él es reclutado en la cárcel como voluntario para probar el último invento de la humanidad: un portal interdimensional que permite viajar al pasado.
Siempre según su narración, el vicepresidente de ese gobierno, un malvado y siniestro personaje con marcado acento tejano, le visitó en la cárcel para ofrecerle la posibilidad de probar el invento, viajar a 1986, realizar un informe de la sociedad en esos años y volver a su tiempo. Así mismo, le advertía que no podía quedarse en el siglo XX, y para tal fin le implantarían un chip en la cabeza que le mandaría mensajes conminándole a volver a su tiempo. Como premio, si tenía éxito en su cometido, le extirparían el mencionado chip, le sería perdonada su deuda con la sociedad y quedaría en libertad.
Tager, recordemos que siempre según su versión, con el chip implantado en su cabeza viajó tres siglos atrás y se enfrascó obedientemente en su misión de observación, pero tuvo un pequeño tropiezo con la policía que le llevó ante el juez, el cual le condenó a un mes de prisión. Al conocerse el veredicto, éste enloqueció en el juicio argumentando que si lo encerraban no podría volver en el plazo convenido a su tiempo y el maligno vicepresidente del planeta lo martirizaría a través del chip.
El juez, desconcertado por la historia y lo convincente de sus lamentaciones, mandó que lo examinaran unos psiquiatras que -sorpresa- diagnosticaron serios desordenes mentales. Al final fue condenado a dos semanas, la mitad de la condena original, pero suficiente para que perdiera el «vuelo» de regreso al año 2265.
El malvado vicepresidente del mundo, desde 2265, entró en cólera por el retraso de su viajero y cumplió su promesa de martirizarle a través del chip. Casi podemos imaginarlo enviando mensajes mentales con marcado acento tejano al viajero en el tiempo, apretando compulsivamente F5 en su teclado del futuro, mientras con sus manos enfundadas en unos inquietantes guantes negros de charol acaricia un gato que dormita en su regazo.
Y así regresamos a esa noche de 1986 en la que tiene origen toda esta historia.
Tager, atormentado por la voz de su enemigo del futuro hablándole por el chip, vaga por las calles de Nueva York y se encuentra con Dan Rather (recuerden, el presentador de la CBS que, oh sorpresa, también gasta acento tejano) y que, según Tager, no es otro sino Kenneth, el pérfido vicepresidente del futuro, y a por el cual se va el enajenado Tager para que le diga cuál es la frecuencia en que se emiten los mensajes que le están atormentando para poder desactivarlos.
El incidente, como ya hemos explicado, por suerte, no fue más allá de unos golpes, pero tras huir del lugar de la agresión, el viajero del tiempo Tager decide concentrarse los siguientes años en estudiar e investigar el origen y naturaleza de las ondas, y en el curso de sus pesquisas, un día paseando por las cercanías de la cadena NBC detecta que la reiteración de los mensajes cambia, cosa que le hace pensar que, por fin, está ante la procedencia de su martirio.
El resto ya lo saben: decidido a entrar para destruir el transmisor y poner fin a su tormento, mató al empleado que se interpuso en su camino, fue detenido, y la investigación arrojó luz sobre los motivos de su delirante periplo y, de paso conectarle con la agresión años antes al presentador Dan Rather, que le reconoció en una fotografía que le presentó la policía sin atisbo de duda.
Todo esto permitió desvelar el genuino origen de la frase que ya se había incorporado a la cultura popular norteamericana para siempre: «Kenneth, what’s the frequency?» dando aún más un hálito de misterio y folclore que ha permitido que siga perpetuándose hasta nuestros días.
Y, ¿Qué fue de William Tager, el supuesto viajero del tiempo?
Tras cumplir condena por el asesinato del empleado de la NBC, Tager fue puesto en libertad en 2010 con la condición de no poder probar una gota de alcohol ni conducir ningún tipo de vehículo, amén de presentarse periódicamente ante las autoridades. Y poca cosa se sabe de su vida desde entonces, más allá de que se supone que sigue residiendo en Nueva York, y que nunca ha querido conceder entrevistas ni hablar sobre su supuesto viaje en el tiempo.