Autor: El café de la Historia
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Cuando los rescataron tras el hundimiento del Titanic, los hermanos tenían 2 y 4 años y estaban solos. Nadie los reclamaba. No hablaban inglés, no entendían nada. Su peripecia a bordo del buque más famoso de la historia es una como un novela folletinesca. Pero con final feliz.
Michel Marcel y Edmond Roger Navratil
Entre los supervivientes del Titanic cabe destacar la historia de dos niños pequeños solos que, debido a su corta edad, no hablaban inglés y sólo se expresaban y mal en francés, así que llegaron a América sin poder ser correctamente identificados y sin que apareciera ningún familiar que los reclamara.
Por ese motivo, la prensa de la época empezó a referirse a ellos como «los huérfanos del Titanic».
Los hermanos Navratil
Cuando, por fin se conoció su historia, ésta conmovió al mundo.
Su padre, Michel Navratil, originario de la localidad eslovaca de Szered, se estableció en Niza en 1902, donde trabajaba como sastre. Allí se casó con una mujer italiana, Marcelle Caretto, y tuvieron dos hijos: Michel M. y Edmond Roger, los ahora mundialmente famosos huérfanos del Titanic.
En 1912, el negocio de la sastrería empezó a tener problemas y, con ella, también el matrimonio Navratil.
Michel Navratil
Michel solicitó el divorcio alegando una infidelidad de su mujer. La pareja se separó y los niños se quedaron con su madre.
El padre tenía derecho a pasar el fin de semana de las vacaciones de Pascua con ellos, pero cuando, pasadas esas fechas, Marcelle fue a recogerlos, los tres habían desaparecido sin dejar rastro.
Michel había decidido instalarse con sus hijos en Estados Unidos y empezar allí una nueva vida. Una decisión que, como no es muy difícil imaginar, no había comunicado a su ex esposa.
Él y los niños se trasladaron a Inglaterra, donde Michel compró con nombres falsos billetes de segunda clase para embarcar los tres en Southampton en un barco llamado Titanic que, aunque ellos no lo sabían, acabaría convertido en el barco más famoso de todos los tiempos.
Durante la travesía, Michel argumentaba que su esposa había fallecido e intentó que sus hijos estuvieran fuera de las miradas de los demás pasajeros el mayor tiempo posible.
A esas alturas, su ex mujer Marcelle Caretto, desesperada, había denunciado el secuestro en la comisaría de la Gendarmería de Niza.
El naufragio
Durante la noche del hundimiento, Michel, acompañado por otro pasajero, vistió a los niños y los sacó a cubierta. El pequeño Michel recordó, ya de adulto, aquellos últimos momentos con su padre:
«Mi padre entró en la cabina en que dormíamos. Me vistió con mucho cariño y me abrazó. Otro pasajero hizo lo mismo con mi hermano. Cuando pienso en ello ahora, me conmueve mucho. Ellos sabían que los dos iban a morir».
Cuando el segundo oficial Charles Lightoller ordenó que sólo pasaran a los botes las mujeres y los niños, Navratil tuvo que despedirse de sus hijos y entregarlos.
Margarita Hays, pasajera de primera clase, se hizo cargo de ellos en el bote salvavidas.
El pequeño Michel recordó más tarde que, cuando lo colocaron en el bote, su padre le dio un mensaje final:
«Hijo mío, cuando tu madre vaya por ti, como seguramente ocurrirá, dile que la amé muchísimo y que todavía la amo. Explícale que esperaba que ella nos siguiera, de modo que todos pudiéramos vivir juntos felizmente en la paz y la libertad del Nuevo Mundo»
Durante la noche que permanecieron en el bote, los dos hermanos comieron bizcochos que les dio el pasajero de primera clase Hugo Woolner.
Pasada la noche, fueron rescatados por el RMS Carpathia.
Como los niños no pudieron identificarse, fue imposible buscar a sus posibles parientes, así que Margarita Hays, la pasajera que se hizo cargo de ellos en el bote, decidió que los dos niños se quedaran en su casa de Nueva York hasta que, de una u otra manera, se pudiese localizar a posibles familiares.
El 21 de abril, sólo seis días después del naufragio, Marcelle reconoció a sus hijos en un artículo de Le Fígaro. Fue trasladada a Estados Unidos por la White Star Line, la compañía propietaria del Titanic.
Marcelle se reunió con sus hijos el 16 de mayo y los tres regresaron a Francia a bordo del RMS Oceanic, otro buque de la White Star Line, y se establecieron en Montpellier, en el sur de Francia.
La reunión de la madre con sus hijos
Michel se convertiría con el tiempo en un brillante profesor de filosofía y se casó con una compañera de estudios. En 1987, regresó a Estados Unidos por primera vez desde 1912 para participar en el setenta y cinco aniversario del hundimiento.
Michel Navratil posando con la foto de su hermano
Fue el último varón sobreviviente hasta que falleció el 30 de enero de 2001, a la edad de noventa y dos años.
Su hermano Edmond fue arquitecto, decorador de interiores y constructor. No fue tan longevo como su hermano debido a que durante la Segunda Guerra Mundial luchó en el ejército francés y fue hecho prisionero. Aunque logró escapar, su salud se debilitó mucho y murió a principios de los años cincuenta, a la edad de cuarenta y tres años.
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