El insólito culebrón de la selección de fútbol de Timor Oriental

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Bienvenidos a Timor Oriental, el país donde el deporte rey ha dado paso a un espectáculo de nacionalizaciones exprés, sueños de gloria brasileños y esa pizca de escándalos que harían sonrojar a cualquier guionista de telenovela.

Desde jugadores que reciben pasaportes más rápido que tu gato cuando abres una lata de atún, hasta denuncias internacionales, esta pequeña nación asiática está dando mucho de qué hablar en el mundo del fútbol. Y no precisamente bien.


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Autor: El café de la Historia


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Brasileños, pasaportes exprés y goles que no llegan


Un poco de contexto histórico, porque no todo es fútbol

Timor Oriental, la mitad este de una isla situada en el sudeste del continente asiático, tiene una historia compleja como tantas naciones vecinas. Fue colonia portuguesa hasta el año1975, disfrutando una breve independencia antes de ser invadida por Indonesia.

Al final, en 2002, logró su independencia completa, convirtiéndose en el primer estado nacido en el siglo XXI.

Es un país pequeño, con poco más de un millón de habitantes, donde el fútbol no es solo un deporte, sino un símbolo de identidad.

Sin embargo, esta pasión ha colisionado con una política de nacionalizaciones de jugadores extranjeros que ha hecho que más de un ceño se frunza en la Fifa.


Brasileños al rescate (o esa era la intención)

Desde 2012, Timor Oriental ha llevado a cabo una curiosa estrategia para mejorar su selección: naturalizar brasileños a una velocidad de vértigo. ¿El resultado? Una lista de jugadores que, en muchos casos, jamás habían puesto un pie en el país antes de recibir su pasaporte.

Los números son tan inapelables asombrosos: hasta 16 brasileños han sido nacionalizados desde 2012. Estos jugadores, provenientes de clubes modestos en Brasil, llegaron con la promesa de una mejor vida, reconocimiento y, quién sabe, quizás una oportunidad de brillar en el escenario internacional.

Pero la realidad resultó ser un poco menos glamurosa.


Los problemas empiezan a rodar

El plan de Timor Oriental parecía perfecto. Con estos nuevos fichajes, la selección logró su primera victoria en una eliminatoria mundialista y escaló posiciones en el ranking FIFA. Pasaron de ser los últimos (206) a un modesto pero significativo puesto 146.

Sin embargo, las cosas empezaron a torcerse rápidamente.

Para empezar, las promesas de una vida mejor no siempre se cumplieron. Según Jesse Pinto, excapitán del equipo, muchos jugadores brasileños se quedaron atrapados en Timor, sin salario y sin poder pagarse un billete de regreso a casa para huir de la rocambolesca situación. Además, el nivel futbolístico no mejoró tanto como se esperaba. “Perdemos con brasileños y sin ellos”, piensan los aficionados locales.

Jesse Pinto
Jesse Pinto

¿Un equipo nacional o un club privado?

Las denuncias comenzaron a llover. Asociaciones y aficionados timorenses señalaron que la estrategia de importar y naturalizar a jugadores brasileños no solo iba en contra del espíritu deportivo, sino que también traía cierto aroma a turbia maniobra plagada de corrupción.

Por si fuera poco, Palestina presentó una queja formal ante la FIFA, acusando a Timor Oriental de incumplir las más elementales reglas de residencia y ascendencia en el proceso de naturalización de jugadores.


Corrupción, pasaportes y comisiones sospechosas

Y a partir de aquí es donde la trama se pone interesante. Tener un pasaporte asiático facilita mucho las cosas para los jugadores brasileños, ya que no ocupan plaza de extranjero en las ligas de la región.

Esto ha llevado a sospechas de que algunos dirigentes podrían estar cobrando abultadas comisiones a través de los fichajes de estos jugadores en equipos asiáticos de los países de la zona.


¿Qué piensa la gente de Timor Oriental del asunto de los brasileños?

A pesar de los intentos de la Federación por justificar esta estrategia, la mayoría de los timorenses no está contenta. En un país donde el fútbol es más que un deporte, la idea de “comprar” talento extranjero ha sido percibida como una traición a sus esencias.

Las manifestaciones en contra de la «brasilianización» del equipo han sido numerosas, y el tema ya ha llegado al Parlamento. Los aficionados exigen un cambio radical que priorice el desarrollo del talento local.


El futuro: ¿hacia dónde va Timor Oriental?

En lo deportivo, la selección de Timor Oriental sigue enfrentándose a gigantes como Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos, aunque las victorias, no nos engañemos, son escasas. Muy escasas.

Con la lupa de la FIFA investigando las irregularidades y un país dividido entre el orgullo nacional y las ambiciones deportivas, el fútbol timorense está en una encrucijada de la cual sólo el futuro nos dirá su destino.


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