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El timo del prisionero español, puro spam del Siglo de Oro

Si alguna vez pensaron que los correos electrónicos de príncipes nigerianos eran el pináculo de la creatividad en las estafas, es porque no conocen el legendario «Timo del prisionero español».

Una estafa que perdura en la historia

Este esquema de engaño, que lleva siglos en circulación, no solo es una obra maestra de la manipulación psicológica, sino que también es un fascinante reflejo de la eterna credulidad humana.

¿Qué es el timo del prisionero español?

El «Timo del prisionero español» es el bisabuelo de todas las estafas por adelantado, conocido formalmente como un «fraude de anticipación de fondos».

La esencia es simple pero efectiva: un extraño, generalmente bien vestido con palabras elegantes, te cuenta una desgarradora historia sobre un noble español encarcelado injustamente.

Para escapar de su prisión, necesita una pequeña suma de dinero para sobornos o trámites legales. A cambio, promete recompensarte con una gran fortuna que tiene escondida en un baúl lleno de oro, oculto en algún rincón de Europa.

Supongo que se lo imaginan, pero por si acaso: ni el prisionero, ni el oro, ni la recompensa existen.

Pero la estafa sí, esa sí que es real.

Orígenes históricos: una estafa con pedigrí

Aunque el nombre apunta directamente a España, la verdad es que este esquema se originó en el siglo XVIII y probablemente ni siquiera comenzó en la península ibérica.

La versión más temprana documentada aparece en Francia y se expandió rápidamente por toda Europa.

Se cree que los primeros estafadores se inspiraron en las historias de nobles que huían de guerras y revoluciones, como los exiliados de la Revolución Francesa.

En sus inicios, el «timo» se basaba en cartas manuscritas enviadas por correo. Estas cartas, cargadas de dramatismo y promesas, se dirigían a personas ricas, apelando a su caridad y, por supuesto, a su codicia.

El «Prisionero español» se globaliza

Durante el siglo XIX, el esquema evolucionó con las rutas marítimas y el comercio internacional. Llegó a América, donde los estadounidenses, siempre listos para una oportunidad de negocio (o un fraude bien vestido), lo adoptaron con entusiasmo. Incluso apareció una variante en la que el supuesto prisionero no era español, sino un exiliado de cualquier país exótico que sonara suficientemente misterioso.

Y luego llegó el siglo XX. La era de la tecnología, donde los correos electrónicos dieron un nuevo impulso a esta antigua estafa.

¿Quién necesita tinta y papel cuando puedes enviar cientos de correos electrónicos al día con un solo clic?

Cómo funciona el timo: manual de psicología básica

El secreto del éxito del «Timo del Prisionero Español» no es sólo la historia melodramática, sino la manipulación psicológica que emplea. Estos son los pasos básicos:

  1. El gancho
    La historia siempre incluye un elemento que despierta curiosidad y empatía. ¿Un noble encarcelado? ¿Una herencia atrapada en un sistema corrupto? Perfecto. Todo esto se mezcla con un ligero toque de urgencia: «Necesito ayuda inmediata o todo se perderá».
  2. La promesa de recompensa
    Aquí es donde entra la codicia humana. El estafador promete que, si ayudas al pobre prisionero, recibirás una recompensa absurda, una fortuna desmesurada que resolverá todos tus problemas económicos. ¿Cómo no confiar en un extraño con acento extranjero para solucionar tu futuro?
  3. El pago inicial
    La estafa funciona porque pide un pago inicial pequeño. «Sólo un poco», dicen, «para cubrir los costos legales». La suma inicial suele ser lo suficientemente baja como para parecer razonable, pero lo suficientemente alto como para ser lucrativo si unos cuantos caen en la trampa.
  4. La desaparición mágica
    Una vez que entregas el dinero, el «prisionero» y sus cómplices desaparecen más rápido que Urdangarin en una auditoría. Si intentan contactarles, se encontrarán con excusas o un silencio atronador.

Casos famosos y curiosidades

La historia está llena de ejemplos de esta estafa en acción, algunos tan ridículos que parecen sacados de una comedia negra. Aquí hay algunos casos notables:

  • El Banco de Nigeria
    Durante la década de 1990, una variante del Timo del Prisionero Español explotó en Nigeria. Las cartas de nobles españoles fueron reemplazadas por emails de príncipes africanos desesperados. El esquema era tan popular que llegó a ser parte de la cultura pop.
  • El baúl de oro que nunca llegó
    En un caso documentado en el siglo XIX, un comerciante inglés envió unas cuantas libras esterlinas para ayudar a un «conde español». Cuando intentó reclamar su parte del oro prometido, recibió una carta que decía: «El conde ha huido, pero estamos seguros de que entenderá la situación».
  • La variante moderna
    Hoy en día, el esquema sigue vivo y coleando, aunque disfrazado de otros nombres. Desde inversiones falsas en criptomonedas hasta premios de lotería inexistentes, el espíritu del «prisionero español» sigue vivo en internet.

¿Por qué seguimos cayendo?

Lo increíble de todo esto es que, a pesar de siglos de advertencias, la gente sigue cayendo en este tipo de estafas.

Tal vez sea nuestra insaciable necesidad de creer en finales felices.

Después de todo, ¿quién no querría ser agraciado por una fortuna inesperada fruto de la herencia de un tío que nunca hemos tenido?


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EL AUTOR

Fernando Muñiz

Escritor, profesor, traductor, divulgador, conferenciante, corrector, periodista, editor.

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