Autor: El café de la Historia
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Michael Jackson y Paul McCartney: una amistad truncada por negocios millonarios
La relación entre Michael Jackson y Paul McCartney es una historia fascinante que combina música, amistad y negocios. Ambos íconos colaboraron con éxito en varias canciones y compartieron momentos inolvidables. Sin embargo, su relación terminó abruptamente debido a una disputa por derechos de canciones. En este artículo, exploraremos los momentos clave de esta historia y cómo una amistad prometedora se transformó en rivalidad.
Los inicios de una colaboración exitosa
El primer encuentro musical entre Michael Jackson y Paul McCartney
En 1982, Michael Jackson y Paul McCartney unieron fuerzas por primera vez para crear el sencillo «The Girl Is Mine», incluido en el icónico álbum Thriller. La canción, una amistosa competencia entre los dos artistas para conquistar a una chica, se convirtió rápidamente en un éxito global.
El éxito de esta colaboración llevó a Michael Jackson y Paul McCartney a trabajar juntos nuevamente, esta vez en el álbum Pipes of Peace de McCartney (1983). Grabaron dos canciones: «The Man» y el megaéxito «Say Say Say».
El video musical de «Say Say Say» contó con la participación de Linda McCartney, LaToya Jackson y el director Bob Giraldi, y consolidó la química entre Michael Jackson y Paul McCartney, tanto dentro como fuera del estudio.
Una amistad forjada en la granja McCartney
Durante la grabación de las canciones para el álbum Pipes of Peace (1983), Michael Jackson viajó a Inglaterra y se hospedó en la pintoresca granja de los McCartney en Sussex. Este retiro campestre era más que una simple residencia para Paul y Linda McCartney; era un lugar de creatividad y tranquilidad, lejos de las distracciones de la industria musical. La estancia de Jackson no solo fortaleció su relación profesional con McCartney, sino que también marcó el inicio de una amistad que, al menos en ese momento, parecía inquebrantable.
Días de música y camaradería
La granja de los McCartney era un refugio donde las estrellas podían relajarse y trabajar sin las presiones de los estudios de grabación tradicionales. Durante su estancia, Michael Jackson y Paul McCartney no solo colaboraron en las canciones «Say Say Say» y «The Man», sino que también compartieron largas jornadas conversando sobre la industria musical, tocando instrumentos y explorando nuevos sonidos. Linda McCartney, conocida por su hospitalidad, también jugó un papel importante en hacer que Jackson se sintiera como en casa, cocinando para él y participando en sus charlas nocturnas.
La conversación entre Michael Jackson y Paul McCartney que lo cambió todo
Fue en una de estas veladas cuando Paul McCartney decidió compartir un secreto sobre cómo maximizar las ganancias en la industria musical. Según McCartney, la verdadera riqueza no residía únicamente en componer grandes éxitos, sino en poseer los derechos de las canciones. Con entusiasmo, explicó que cada vez que una canción era grabada, transmitida en la radio o utilizada en películas o comerciales, el propietario de los derechos recibía una parte de las regalías.
Para ilustrar su argumento, McCartney sacó una libreta que utilizaba como registro personal de las canciones cuyos derechos había adquirido a lo largo de los años. En ella figuraban títulos de artistas como Buddy Holly y otros iconos de la música. Jackson, siempre curioso y con una mentalidad empresarial aguda, escuchaba atentamente mientras Paul detallaba sus estrategias para identificar y comprar catálogos musicales valiosos. Este consejo parecía ser un gesto de confianza entre amigos, pero también plantó una semilla que tendría consecuencias inesperadas.
La espina clavada de los derechos de The Beatles
En el curso de la conversación, Paul McCartney mencionó su frustración al no ser dueño de los derechos de las canciones de The Beatles, el catálogo que había coescrito junto con John Lennon y que representaba una parte esencial de la historia de la música. Estos derechos pertenecían en ese momento a la editora ATV Music, y McCartney explicó que recuperar su control era un sueño que llevaba persiguiendo durante años, aunque sin éxito.
Jackson, quien era conocido por su astucia y visión para los negocios, tomó nota de esta información, aunque en ese momento no dejó entrever sus intenciones futuras. En tono jocoso, Michael comentó que algún día compraría esos derechos, un comentario que McCartney interpretó como una broma entre amigos, sin imaginar que se convertiría en una realidad que alteraría su relación para siempre.
Un entorno que fomentó la confianza
La atmósfera relajada de la granja McCartney, combinada con el espíritu generoso de Paul y Linda, hizo que Jackson se sintiera completamente integrado. Este entorno permitió que ambos artistas compartieran ideas de manera abierta y honesta, lo que probablemente facilitó que McCartney confiara en Jackson al hablar de un tema tan delicado como los derechos de autor. En retrospectiva, algunos críticos han señalado que McCartney subestimó la ambición empresarial de Jackson, creyendo que la conversación quedaría como una anécdota entre amigos.
La hospitalidad de Linda McCartney
Linda McCartney, siempre cercana y amable, jugó un papel crucial en la dinámica entre ambos artistas. Su amor por la naturaleza y los animales contribuyó a crear un ambiente acogedor en la granja, algo que Michael Jackson, conocido por su amor a los animales y su personalidad sensible, valoró enormemente. Durante su estancia, Linda también introdujo a Jackson en algunas de las rutinas familiares, como paseos por el campo y comidas caseras, lo que añadió una dimensión más personal a la relación.
Reflexión sobre la amistad
Aunque en ese momento la relación entre McCartney y Jackson parecía más fuerte que nunca, la conversación sobre los derechos de las canciones sembró una semilla que crecería con el tiempo. Para McCartney, compartir sus estrategias financieras fue un gesto de camaradería y confianza. Sin embargo, para Jackson, fue una lección valiosa que aplicaría más adelante en su carrera, con resultados que cambiarían el curso de su amistad con Paul.
El impacto a largo plazo en la relación entre Michael Jackson y Paul McCartney
La estancia de Michael Jackson en la granja McCartney no solo dejó como legado dos colaboraciones musicales icónicas, sino que también marcó el comienzo de una serie de eventos que transformarían su relación. Aunque la amistad parecía sólida en ese momento, las decisiones de Jackson en los años posteriores demostrarían que incluso las relaciones más estrechas pueden ser vulnerables cuando los negocios entran en juego.
La estrategia de Michael Jackson
De aprendiz a competidor
Jackson, intrigado por la conversación, tomó nota de los consejos de McCartney. A su regreso a Estados Unidos, comenzó a comprar catálogos musicales. Su primera gran adquisición fue el repertorio de Sly and the Family Stone por un millón de dólares. Sin embargo, su verdadera jugada maestra fue la compra de ATV Music, que incluía los derechos de 251 canciones de The Beatles, así como temas de artistas como Donovan, The Moody Blues y The Kinks.
Por 47,5 millones de dólares, Jackson se convirtió en el propietario de uno de los catálogos más valiosos de la historia de la música. La noticia sorprendió al mundo y dejó a McCartney profundamente decepcionado.
La ruptura de la amistad
Paul McCartney reacciona
La adquisición de ATV Music por parte de Jackson marcó el fin de su amistad con McCartney. Este último calificó la compra como una traición, mencionando en entrevistas que «crees que alguien es tu amigo, pero luego te roba hasta la alfombra donde os sentabais juntos». La situación se agravó cuando Jackson permitió que la canción «Revolution» de The Beatles se utilizara en una campaña publicitaria de Nike por medio millón de dólares, algo que McCartney consideró inaceptable.
Ruptura entre Michael Jackson y Paul McCartney
McCartney intentó negociar con Jackson para obtener una parte de los derechos de las canciones de The Beatles, apelando a su amistad. Sin embargo, Jackson se negó a discutir el tema, lo que llevó a una ruptura definitiva entre ambos.
El legado de la disputa
Jackson vende los derechos
A pesar de los beneficios iniciales, las crecientes deudas de Jackson lo llevaron a vender el catálogo de ATV Music a Sony en 1995 por 95 millones de dólares, obteniendo una ganancia significativa. Por su parte, McCartney tuvo que luchar durante décadas en los tribunales para recuperar los derechos de sus propias canciones.
Reflexión final
La historia entre Michael Jackson y Paul McCartney no solo destaca la genialidad de ambos artistas, sino también la complejidad de los negocios en la industria musical. Aunque su amistad terminó en desacuerdo, sus colaboraciones dejaron un legado imborrable en la historia de la música.
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Se ve que no son muy inteligentes, hubieran seguido componiendo temas y realizando giras como dueto y hubieran ganado muchísimo dinero.
The rights are mine.
Joder con Freacko.
Recuerdo cuando todo esto sucedió que, como fan de los Bitels, detesté a MJ por creerse con el derecho de tener los derechos. Cosas de juventud…
Es lo que tiene la pimpinelesca.
Interesante como siempre
Debió de correr vino en esa cena vegetariana ja ja.