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Un elefante en los pantalones del presidente: «Jumbo», el pene de Lyndon B. Johnson

Lyndon B. Johnson, el 36.º presidente de los Estados Unidos, es recordado por una compleja amalgama de logros políticos, un carácter controvertido y una inclinación a imponer su opinión en cualquier situación.

Desde su liderazgo en la aprobación de la Ley de Derechos Civiles hasta la expansión de la implicación de su país en la guerra en Vietnam, Johnson dejó una marca indeleble en la historia estadounidense.

Sin embargo, un aspecto menos convencional, pero mucho más controvertido, de su vida personal gira en torno a lo que él llamaba «Jumbo», el apodo que le dio a su pene.

Este detalle poco convencional ha sido motivo de anécdotas y relatos que ilustran tanto su excéntrica personalidad como la forma en que utilizaba el humor grueso y la incomodidad social como herramientas para afirmar su dominio.

Lyndon B. Johnson: poder y carisma

Antes de entrar en los detalles de «Jumbo», es importante comprender el contexto del hombre detrás del personaje. Lyndon B. Johnson fue un político de carrera que ascendió desde humildes orígenes en Texas hasta ocupar los puestos más altos del gobierno estadounidense. Como presidente, lideró ambiciosas iniciativas legislativas, incluyendo la «Gran Sociedad«, un conjunto de programas destinados a reducir la pobreza, mejorar la educación y garantizar derechos civiles.

A pesar de sus logros, Johnson es recordado como un hombre de extremos. Era conocido por su lenguaje directo, su intimidante estilo de liderazgo —apodado «el tratamiento Johnson»— y su capacidad para manejar las relaciones personales de una manera que oscilaba entre lo encantador y lo opresivo.

Este estilo se extendía a los momentos más personales y privados de su vida.

Lyndon B. Johnson

El origen de «Jumbo»

La primera referencia a «Jumbo» proviene de relatos de personas cercanas a Johnson, quienes describían cómo el presidente no tenía reparos en hablar, e incluso bromear, sobre su anatomía en situaciones informales o en reuniones profesionales. Johnson, conocido por su extroversión y falta de inhibiciones, a menudo mencionaba a su pene «Jumbo» para impactar, sorprender o incluso desarmar a sus interlocutores.

Entre las anécdotas más famosas está la historia de cómo Johnson, mientras discutía en el baño con periodistas o colaboradores, se giraba de la taza del inodoro y, sin vergüenza alguna, continuaba la conversación con Jumbo apuntando directamente a su interlocutor.

Fue sonado cuando un periodista le preguntó por qué el gobierno necesitaba aumentar el presupuesto militar, Johnson respondió desabrochándose los pantalones y mostrando su pene mientras exclamaba: «¡Esto es por lo que necesitamos más espacio!»

Lyndon B. Johnson

«¡Esto es por lo que necesitamos más espacio!»

Lyndon B. Johnson

Los mejores episodios de «Jumbo»…

Durante la campaña presidencial de 1964, Lyndon B. Johnson decidió que las conferencias de prensa tradicionales eran demasiado aburridas. Así que, a bordo del Air Force One, invitó al reportero de la Casa Blanca Frank Cormier y a un par de colegas a una charla informal.

Todo iba dentro de lo normal, hasta que Johnson decidió que la ropa y la política no combinaban, y se desvistió completamente. Así, como lo trajo su madre al mundo, exhibiendo a Jumbo ante los atónitos periodistas, respondió preguntas sobre economía, demostrando que, si algo le sobraba, era confianza.

O esta otra anécdota de Johnson: si alguien coincidía con él en un baño público, el presidente se volvía hacia él, Jumbo en mano, diciendo «¿ha visto usted alguna vez una más grande que esta?»

Vamos con otras anécdotas relacionadas con Jumbo.

1. La respuesta en el urinario

Una de las historias más célebres sobre «Jumbo» ocurrió en los baños del Capitolio. Durante una conversación acalorada sobre una política pública, un senador cuestionó la necesidad de cierto gasto que Johnson estaba defendiendo.

Sin perder la compostura, Johnson desabrochó su pantalón mientras ambos estaban en los urinarios y, haciendo un gesto hacia su pene, exclamó:
«¿Ves esto? ¡Siempre voy a lo grande! Y eso incluye mis presupuestos.»

2. La leyenda de la ducha

El amor de Johnson por las duchas personalizadas para su «pequeño gran amigo» se convirtió en parte del mito. En su rancho de Texas, ordenó la construcción de una ducha con especificaciones que rozaban lo extravagante. Exigió que los ingenieros diseñaran un sistema con un chorro de agua extremadamente potente, dirigido especialmente hacia sus genitales.

Cuando el sistema inicial no cumplió sus expectativas, Johnson despotricó a los trabajadores con frases como:

«¡Si no pueden hacer que el agua golpee justo donde yo quiero, entonces no sirven para nada!»

Lyndon B. Johnson

La ducha se rediseñó varias veces, y el sistema final llegó a incluir tantas boquillas de alta presión a la altura de la «cartuchera», del presidente que provocó que el personal encargado del mantenimiento la apodara «La Ducha Presidencial».

3. «Jumbo» en las reuniones de gabinete

Johnson no veía ninguna barrera entre lo profesional y lo personal. En una ocasión, durante una reunión en la Casa Blanca, Johnson hizo una pausa para relatar una historia humorística sobre su juventud en Texas.

Para enfatizar el punto culminante de la historia, se desabrochó los pantalones y mencionó, con un guiño cómplice, que «Jumbo» siempre había sido una fuente de confianza en sus relaciones y negociaciones.

El momento dejó a los asistentes divididos entre la risa nerviosa y la incomodidad.

4. «Jumbo» como metáfora de liderazgo

Johnson también utilizaba «Jumbo» para hacer analogías sobre su enfoque del liderazgo. En una cena informal con periodistas, afirmó:

«El país necesita un presidente con agallas y, si me permiten decirlo, un presidente con un Jumbo.»

Lyndon B. Johnson

La frase, cargada de doble sentido, fue recibida con carcajadas y se convirtió en una expresión recurrente entre los miembros de su equipo cercano, quienes comenzaron a referirse a las decisiones arriesgadas de Johnson como «movimientos Jumbo».

5. La foto perdida de «Jumbo»

En otra historia curiosa, se dice que durante una cacería en su rancho de Texas, Johnson retó a un grupo de amigos y periodistas a una competencia poco convencional: ver quién podía «presumir más». Aunque no hay pruebas documentadas, algunos relatos sugieren que Johnson bromeó sobre tomar una foto de «Jumbo» como recuerdo del día.

La leyenda de esta supuesta foto ha sido objeto de especulación durante décadas, aunque nunca ha aparecido.

6. «Jumbo» y la política exterior

Incluso en situaciones más formalmente diplomáticas como suele ser la política internacional, Johnson no tenía reparos en recurrir a su excéntrico sentido del humor. Durante una visita oficial de un diplomático extranjero, el presidente hizo una referencia sutil pero inequívoca a «Jumbo» mientras explicaba su enfoque hacia los acuerdos comerciales.

Dijo algo como:

«En Texas, resolvemos las cosas mostrando lo que realmente importa. Y créanme, yo siempre muestro lo que tengo.»

Lyndon B. Johnson

Un comentario que fue recibido con risas incómodas por los presentes.

El legado de las anécdotas sobre «Jumbo»

Las historias sobre «Jumbo» no solo son una curiosidad histórica, sino que también ilustran el estilo de liderazgo único de Lyndon B. Johnson. Su descaro, su desinhibición y su inclinación por romper normas sociales reflejan un enfoque inusual para establecer poder y control.

Aunque estas anécdotas puedan parecer extravagantes y profundamente inapropiadas y vergonzantes, abren una ventana a la complejidad de su personalidad: un hombre profundamente pragmático, carismático y obsesionado con imponer su voluntad en todos los aspectos de su vida.


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EL AUTOR

Fernando Muñiz

Escritor, profesor, traductor, divulgador, conferenciante, corrector, periodista, editor y lector empedernido.

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