Johann Tetzel, un nombre que resuena como el eco de una campana en la historia religiosa del siglo XVI.
Fraile dominico, vendedor de indulgencias y villano favorito de Martín Lutero, Tetzel es una figura tan polémica como fascinante.
Si alguna vez se preguntaron cómo un simple fraile terminó simbolizando la corrupción de la Iglesia Católica y provocando una revolución religiosa, siga leyendo. Empezamos.
Un fraile ambicioso en una Alemania en crisis
Tetzel nació en 1465 en Pirna, una pequeña ciudad del Sacro Imperio Romano Germánico. Ingresó en la Orden de los Predicadores (Dominicos) en 1489, donde descubrió su don para la oratoria y, posiblemente, su habilidad para el marketing religioso.
Con estudios en teología y filosofía en las universidades de Leipzig y Heidelberg, parecía destinado a una vida tranquila como erudito… pero la historia tenía otros planes para él.

En una época marcada por el hambre, las guerras y las penurias económicas, la Iglesia Católica vio en las indulgencias una mina de oro para llenar sus arcas.
Pero, un momento, ¿qué eran estas indulgencias y para qué las compraban los fieles?
Muy sencillo y en pocas palabras: estas indulgencias prometían reducir el tiempo de las almas en el purgatorio, algo que, para los feligreses, sonaba pero que muy atractivo rozando lo irresistible.
Fue en este contexto donde Tetzel encontró su verdadero «llamado».
El gran comerciante de indulgencias
En 1503, Tetzel fue nombrado comisario papal para la venta de indulgencias en Alemania por el Papa Alejandro VI. Esto significaba que, básicamente, se convirtió en el comercial estrella de un producto muy peculiar: atajos para la salvación eterna.
Tetzel no solo vendía indulgencias, las promocionaba con un espectáculo digno de un circo ambulante que haría palidecer a más de un vendedor de crecepelo del Far West . En sus sermones, se dice que utilizaba un eslogan que podría figurar en cualquier anuncio publicitario moderno:
“Cuando la moneda en el cofre suena, el alma del purgatorio al cielo vuela.”
¿Ingenioso? Sin duda. ¿Cínico? Del todo.

Según relatos, Tetzel desplegaba cofres adornados para recoger las monedas y utilizaba ilustraciones vívidas del purgatorio para convencer a los feligreses. Se rumorea que incluso afirmaba que las indulgencias podían perdonar pecados futuros, lo que llevó a Martín Lutero a exclamar: “¿Qué será lo próximo, indulgencias para el diablo?”
El enemigo número uno de Lutero
Mientras Tetzel recorría Alemania como una estrella de rock con su gira de indulgencias, alguien observaba todo esto con creciente indignación: Martín Lutero. En 1517, harto de lo que consideraba una explotación descarada de la fe, Lutero publicó sus famosas 95 tesis, criticando la venta de indulgencias y, de paso, atacando directamente a Tetzel.

Tetzel intentó defenderse. Escribió panfletos y sermones contra Lutero, pero el daño ya estaba hecho y no había marcha atrás. Para el público, Tetzel se convirtió en el rostro de la corrupción eclesiástica, y sus esfuerzos por limpiar su nombre solo lo hundieron más en el desprestigio.
El declive de Tetzel
A medida que la Reforma Protestante ganaba fuerza, la posición de Tetzel se volvió insostenible. En 1517, fue acusado de fraude y extorsión, aunque algunos historiadores creen que estas acusaciones fueron exageradas por sus enemigos. Despojado de su cargo como comisario papal, Tetzel se retiró a un monasterio, donde murió en 1519, antes de presenciar el impacto total de la Reforma.
Según algunas fuentes, Tetzel murió sintiéndose traicionado por la Iglesia a la que había servido fielmente. En una carta escrita poco antes de su muerte, expresó su tristeza por haber sido abandonado por aquellos que alguna vez lo apoyaron.
El legado de Tetzel
Johann Tetzel es, para bien o para mal, un símbolo de una era de excesos y abusos dentro de la Iglesia Católica. Aunque su figura es vista principalmente como la de un villano en la narrativa protestante, también es un recordatorio de cómo una sola persona puede convertirse en el catalizador de un cambio monumental.
“Cuando la moneda en el cofre suena, el alma del purgatorio al cielo vuela.”
Johann Tetzel
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EL AUTOR
Fernando Muñiz
Escritor, profesor, traductor, divulgador, conferenciante, corrector, periodista, editor y lector empedernido.
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