Autor: El café de la Historia
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La guerra de Huéscar contra Dinamarca
Cuando pensamos en guerras cuya duración se prolonga en el tiempo más de lo considerado «normal», nos viene de manera automática a la mente un conflicto: La Guerra de los Cien Años.
La Guerra de los Cien Años fue un conflicto que enfrentó a Francia e Inglaterra entre los años 1337 y 1453, así que si echamos las cuentas nos sale una duración de 116 años.
Aún así, este sangrante y largo conflicto no puede ser considerado como el más prolongado en el tiempo ya que hay otros que lo superan. Ampliamente además. Hoy nos fijaremos en un pintoresco conflicto que abarcó 172 años entre principios del siglo XIX y finales del XX.
Como siempre, una pizca de rápido contexto.
España, finales del siglo XVIII
Año 1796. España y Francia firman el Tratado de San Ildefonso según el cual ambos países se alían en contra de un enemigo común: Gran Bretaña.
Año 1807. En virtud del tratado, Francia pide a España que envíe tropas a Dinamarca para proteger sus costas de un hipotético desembarco británico. Se envía un contingente de 13.000 hombres que se acantonan en el pais nórdico.
Año 1808. Al producirse la invasión napoleónica y la consiguiente guerra hispano-francesa, ese ejército muta de ejército aliado a ejército rebelde. Napoleón ordena que dicho ejército se disperse por toda Dinamarca y se retenga allí a toda costa.
Año 1809. La situación del ejército retenido llega a España y la Junta Suprema Central (órgano de gobierno durante la invasión francesa) rompe relaciones con Dinamarca.
11 de noviembre de 1809. El ayuntamiento de Huéscar, un municipio granadino de aproximadamente 7.000 habitantes en la actualidad, indignado con el trato a las tropas españolas, declara solemnemente, por su cuenta y riesgo, la guerra a Dinamarca.
Huéscar, Granada, 1981
Año 1981. Un investigador local, revisando los legajos del archivo municipal, encontró el acta de declaración de guerra y lo puso en conocimiento de los habitantes del pueblo que, perplejos, descubrieron que estaban oficialmente en guerra con Dinamarca. La noticia pasó a los diarios y de ahí a un corresponsal de la televisión pública danesa que no dudó en divulgar en su país.
Aquella estrafalaria noticia de que un pequeño pueblo del sur de España estaba en guerra con ellos alegró el verano a los daneses, y la noticia se fue expandiendo por toda Europa entre la jocosidad y la incredulidad.
Las negociaciones de paz
Sea como sea, viendo que aquello se estaba saliendo de madre, el ayuntamiento de Huéscar se apresuró en convocar urgentemente un pleno municipal para iniciar las negociaciones con el estado danés y poder firmar lo antes posible un tratado de paz.
Por su parte Dinamarca otorgó poderes a su embajador en España para que gestionase la paz con Huéscar.
Y se firma la paz 172 años después
11 de noviembre de 1981. Ese fue el día en que oficialmente se selló la paz entre los dos contendientes. Exactamente 172 años después de la declaración de guerra.
A la ceremonia, que fue una auténtica celebración, acudieron cientos de daneses, incluido el propio embajador y todo el personal de la embajada, que se presentaron en Huéscar para vivir la jornada histórica bautizada como Fiesta de la Amistad.
Prensa de todo el mundo también se dio cita en el pueblo que amaneció engalanado con banderas danesas y españolas. En la entrada a la población se colocó un cartel que decía: “Atención daneses, entran en territorio enemigo. Si siguen adelante, aténganse a las consecuencias”.
El toque más colorista lo puso un nutrido grupo de daneses que se presentaron disfrazados de vikingos en cuyos escudos ponía: Dansk Spansk Samvirke (Amistad hispano-danesa).
En total a la fiesta se presentaron entre periodistas, diplomáticos, representantes oficiales, turistas y curiosos, más de diez mil personas.
La rúbrica del histórico tratado se produjo en un salón de plenos del ayuntamiento en el que jamás se había visto una multitud semejante y como colofón se agasajó a los visitantes con abundante comida y vino sin reparar en gastos.
Un brillante broche para cerrar la guerra más larga y menos cruenta de toda la historia de España.
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Habrá que hacer una conjura general para que a estos malditos y cornudos daneses se les pudran los cuernos por lo menos.
Muerte al infiel nórdico!!!
O sea, que los daneses que durante este tiempo entraron en España como turistas, en realidad eran espías invasores.