Autor: El café de la Historia
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El pestilente funeral de Guillermo el Conquistador
Septiembre de 1066. Recuerden esa fecha ya que es cuando los normandos (vikingos franceses para entendernos) deciden cruzar el Canal de la Mancha para hacerse con el trono británico, marcando un punto de inflexión en la historia de las Islas Británicas y de toda Europa. Al mando de ellos, el Duque Guillermo I, conocido como Guillermo el Conquistador.
¿Quién era Guillermo I el Conquistador?
Guillermo el Conquistador era tataranieto del mítico Hrolf Ganger, más conocido como Rollo (a los seguidores de la serie de Canal Historia «Vikingos» les resultará familiar), el cabecilla de las invasiones vikingas que se estableció con su pueblo en la actual Normandía un siglo y medio antes.
El personaje era exageradamente obeso, cosa que, según las crónicas, le producía mucho disgusto y le preocupaba hasta el punto de emprender dietas tan poco detox como una de su invención que consistía en beber sólo líquidos.
Pero no todos los líquidos servían según Guillermo, por ejemplo el agua ni la probaba; sólo bebía vino y licores. A raudales. Como si tuviera dos hígados.
No funcionó.
Imaginamos que las burlas hacia la corpulencia de su persona por parte del mismísimo rey Felipe de Francia, que lo comparaba con una mujer embarazada de nueve meses a punto de parir no ayudaban mucho a la autoestima de Guillermo, aunque nos son muy útiles para comprender hoy en día la descomunal tripa que gastaba nuestro protagonista.
Y precisamente de su titánica voluminosidad queremos hablar en este artículo.
Muerte de Guillermo el Conquistador
En 1087, en medio del fragor de una batalla durante el asedio a la ciudad de Mantes, Guillermo se golpeó fuertemente el monstruoso abdomen contra una pieza de su propia silla de montar, produciéndose una rotura interna de los intestinos que le postró de dolor. Imagínense…
Se trasladó al malherido Guillermo a un monasterio de Rouen donde falleció, pero el monarca había dejado claro que su voluntad era ser enterrado en la Abadía de los Hombres que él mismo había fundado en Caen, así que fue trasladado allí para proceder al funeral.
Traslado del cadáver
Entre Rouen y Caen media una distancia de 130 kilómetros. Ahora hagan un esfuerzo por visualizar la comitiva.
Un gigantesco y cada vez más hinchado cadáver que ya lleva varios días muerto (hay versiones que hablan de semanas), postrado en una carreta y mecido por los baches de los caminos a pleno sol de verano. Sumemos a todo esto un abdomen lleno de pus y secreciones putrefactas.
El pronóstico no es bueno, tirando a muy malo.
Cuando por fin llega el cadáver de Guillermo a Caen, se procede a oficiar la ceremonia. En la Abadía se dieron cita religiosos, nobles y gentes del pueblo llano allí congregados para darle un solemne último adiós pero, ay, el tamaño de la tumba no era acorde con la voluminosidad del cuerpo que debía albergar.
Náuseas y asco en Caen
Ante la incomodidad de la escena, los religiosos más cercanos iniciaron una lucha con el mastodóntico cuerpo para hacerlo entrar en la tumba concentrando sus esfuerzos (primer plano de alguien desesperado gritando NOOOOO a cámara lenta) en la zona más a mano: la barriga.
Y sí. Ocurrió.
La descomunal panza explotó violentamente como un globo debido a la acumulación de gases en su interior. Unos gases macerados lentamente por el calor del verano y el incesante traqueteo del traslado por los polvorientos caminos hasta Caen.
Así, las tripas de Guillermo llovieron -literalmente- sobre las cabezas de los allí congregados.
Como decíamos, sin previo aviso, los presentes se vieron generosamente duchados por aquel torrencial géiser de carne en descomposición, pedazos de intestino, sangre, generosas raciones de pus y demás ambrosías y tropezones que se habían almacenado en la voluminosa tripa del difunto desde su muerte unas semanas atrás.
La multitud huyó despavorida produciéndose correrías, atropellos y empujones de la gente que, a la desesperada, intentaba escapar del lugar y de la peste que se había apoderado de la abadía.
Los monjes, por cercanía al cuerpo los más empapados de Eau de Guillerme, lo empujaron a patadas sin contemplaciones al fondo de la sepultura, y se dio precipitadamente por finalizado el ceremonial.
Sic transit gloria mundi. O tanta gloria lleves como fetidez dejas.
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Breve semblanza de Guillermo el Conquistador
Guillermo el Conquistador, rey de Inglaterra bajo el nombre de Guillermo I, duque de Normandía bajo el nombre de Guillermo II, también llamado Guillermo el Bastardo, nació en Falaise en 1027 o 1028 y murió en Ruán el 9 de septiembre de 1087. Fue rey de Inglaterra desde 1066 hasta su muerte y duque de Normandía desde 1035 hasta su muerte.
Hijo de Roberto el Magnífico, cuando su padre murió, Guillermo se convirtió en duque de Normandía a la temprana edad de ocho años. Tras un período de alta inestabilidad política y militar trufada de enfrentamientos entre diferentes facciones, logró recuperar el dominio del ducado tras su victoria en la batalla de Val-ès-Dunes en 1047. Se casó con Matilde de Flandre sobre el año 1050, e hizo de Normandía un poderoso ducado, temido por el propio rey de Francia, Enrique I (1031-1060) y después Felipe I (1060-1108).
Rey de Inglaterra
Tras la muerte del rey inglés Eduardo el Confesor, aprovechó la crisis de sucesión derivada para apoderarse de la corona de Inglaterra tras su victoria en la Batalla de Hastings en 1066. Esta conquista lo convirtió en uno de los monarcas más poderosos de Europa occidental de su tiempo y trajo consigo cambios muy profundos en la sociedad inglesa que se tradujeron en la desaparición de la élite anglosajona en favor de los normandos.
A partir de entonces, pasó el resto de su reinado defendiéndose de sus múltiples enemigos, ya sea en Inglaterra (los rebeldes anglosajones liderados por Edgar Atheling, los daneses y los escoceses) o en el continente (el conde de Anjou, el conde de Flandes, pero especialmente el rey de Francia, Felipe I). Murió en Ruán en 1087 después del asedio de Mantes, durante una campaña de represalia contra el rey francés.
Está enterrado en la abadía de los hombres de Caen.
Cómo era físicamente Guillermo el Conquistador
No existe un retrato real que nos transmita el verdadero rostro y fisionomía de Guillermo. Sin embargo, las descripciones que han llegado hasta nuestros días describiendo su apariencia física nos dibujan un hombre de constitución fuerte y robusta, con una voz especialmente gutural. Como todos los normandos de su tiempo no llevaba barba, y se sabe que disfrutó de una excelente salud hasta una edad avanzada, incluso al tener un más que evidente sobrepeso en la época final de su existencia.
Se le califica como particularmente fuerte, con especial habilidad en el tiro con arco. El examen de su fémur, el único hueso que sobrevivió a la destrucción de sus restos, indica que medía aproximadamente 1,73 metros, 10 centímetros más alto que el promedio de los hombres de su tiempo.
Aunque parece haber sido educado por dos tutores a fines de la década de 1030 y principios de la década de 1040, se sabe poco sobre la formación de Guillermo, aparte de eso, no parece haber sido particularmente instruído ni demostró sentirse atraído por los asuntos culturales, y se sabe que su principal pasatiempo era la caza. Sin embargo, a pesar de estas circunstancias, contribuyó de manera activa al desarrollo del clero durante su reinado, y de manera especial a los monasterios, que en aquella época eran los principales centros de aprendizaje y conocimiento. Si determinados cronistas medievales elogian su piedad, algunos otros critican su avaricia y crueldad.
Su matrimonio con Matilde formó una unión estable calificada como afectuosa y segura; no se le conoce a ninguna amante o hijo ilegítimo, y nada indica que le hubiese sido infiel, lo que no era común para un soberano en aquel periodo.
El Café de la Historia ha sido finalista en la edición 2021/22 de los Premios 20Blogs en la categoría «Ciencia«.
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Genial, además muy apropiado el final Monty Python.
Gracias Chus. Lo de los Monty Python, como se dice vulgarmente, estaba a huevo. Saludos.