Corea del Norte en el Mundial de 1966
La historia del fútbol está repleta de anécdotas sorprendentes, pero pocas tan jugosas y misteriosas como la participación de Corea del Norte en el Mundial de Inglaterra 1966. Una selección que llegó desde el hermético mundo comunista para, literalmente, hacer historia, generar sospechas y dejarnos una de las historias más enigmáticamente deliciosas del deporte rey.
Autor: Fernando Muñiz – El café de la Historia
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¿Un equipo de soldados con resistencia sobrehumana? ¿Un esquema táctico digno de una película de espías? Vamos a adentrarnos en este fascinante cuento donde el misterio y el fútbol formaron un curioso maridaje.
El contexto: Hermetismo, Guerra Fría y… fútbol
Para entender el revuelo que causó Corea del Norte en 1966, hay que situarse en el contexto histórico. La Guerra Fría estaba en pleno apogeo y los enfrentamientos ideológicos entre el bloque comunista y el capitalista permeaban todos los ámbitos, deporte incluido.
Corea del Norte no era precisamente una invitada esperada en el Mundial. Para llegar a Inglaterra, los norcoreanos arrasaron en la repesca contra Australia con marcadores que parecían más de un videojuego que de un partido real: 6-1 y 3-1.
¿El secreto de su éxito? Entrenamientos militares y, probablemente, la capacidad de correr durante horas sin pestañear.
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Así llegaron al grupo 4, acompañados de rivales de peso como la Unión Soviética, Italia y Chile. Las casas de apuestas los miraban con desdén: pagar 1.000 a 1 por su pase a cuartos era casi un acto de caridad.
Pero, como veremos, las cosas no siempre salen como se espera.
El debut: Más solidaridad que fútbol
En su primer partido, Corea del Norte se enfrentó a la Unión Soviética y, para ser francos, no fue una actuación memorable. Perdieron 3-0, pero dejaron entrever dos cosas: una entrega admirable y una falta de habilidad futbolística que, para ese momento, no sorprendía a nadie.
Sin embargo, algo empezaba a llamar la atención. ¿Por qué siempre estaban tan frescos? ¿Cómo era posible que corrieran igual al minuto 10 que al 90?
Las sospechas empezaron a rondar: ¿estamos seguros de que no cambian de equipo en el descanso?
La sorpresa contra Italia: David contra Goliat
El verdadero hito llegó contra Italia. Después de empatar 1-1 con Chile en un partido que pasó sin pena ni gloria, los norcoreanos se enfrentaron a una de las potencias europeas.
Nadie esperaba que Corea del Norte hiciera algo más que aguantar los primeros 45 minutos, pero el fútbol, a veces tiene estos giros inesperados.
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Con un gol de Pak Doo-Ik, que probablemente nunca imaginó convertirse en leyenda, Corea del Norte venció a Italia 1-0. El equipo europeo quedó eliminado en la fase de grupos, y el mundo del fútbol quedó boquiabierto. Italia, por su parte, volvió a casa con el rabo entre las piernas y una bienvenida digna de funeral de estado.
El misterio del doble equipo: ¿Realidad o mito?
Las teorías conspirativas alcanzaron su punto álgido tras esta victoria. Se decía que Corea del Norte usaba dos equipos: uno para el primer tiempo y otro para el segundo. ¿Era posible? Bueno, considerando que casi todos los jugadores tenían un parecido físico notable, la idea no era tan descabellada.
La FIFA, en su infinita sabiduría (y seguramente su deseo de evitar meterse en charcos políticos), decidió no investigar.
«Solo parecen iguales», fue su respuesta.
Cuartos de final: El día que casi sorprenden a Eusebio
En cuartos de final, Corea del Norte se enfrentó a Portugal, liderado por Eusebio, el hombre que competía por el título de mejor jugador del mundo junto a Pelé.
Y los asiáticos comenzaron el partido como una locomotora sin frenos.
Una locomotora avasalladora para asombro del mundo.
En menos de media hora, Corea del Norte ganaba 3-0. Sí, leíste bien: 3-0. Los portugueses no entendían nada, el público estaba atónito, y los comentaristas probablemente buscaban las palabras adecuadas para explicar lo inexplicable.
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Pero ahí estaba Eusebio, el genio que tomó el partido como un asunto personal. En 32 minutos mágicos, marcó cuatro goles y condujo a Portugal a una victoria por 5-3.
Fue un espectáculo, pero para los norcoreanos fue el fin de su aventura mundialista.
En conclusión… más preguntas que respuestas
Corea del Norte dejó el Mundial de 1966 con la cabeza alta y un aura de misterio que nunca se disipó del todo. ¿Eran realmente tan buenos físicamente o había algún truco escondido? ¿Cómo un país tan cerrado logró presentar un equipo que dejó fuera a Italia y puso contra las cuerdas a Portugal?
Lo que es innegable es que este capítulo de la historia del fútbol es un recordatorio de que, en el deporte, todo puede suceder.
Y si además le sumamos el contexto político y las sospechas de fraude, tenemos todos los ingredientes para una historia digna de una película de espías.
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