Era inmenso, un espectáculo que iluminaba los cielos nocturnos y las pesadillas del Vaticano. No, no era una estrella de Belén con regalos mágicos; era el cometa Halley, un cuerpo celeste que tenía el pésimo hábito de aparecer en los momentos más tensos de la historia.
Si creían que las tensiones políticas entre Europa y el Imperio Otomano en 1475 eran complicadas, espere a escuchar cómo un papa medieval decidió enfrentarse a una roca espacial con un recurso infalible: la excomunión.
La cruzada de Calixto III contra el cometa Halley
Imaginen estar en pleno siglo XV. No tienen ni telescopios ni internet, pero alzan la mirada y ven un haz de luz gigantesco surcando el cielo.
Los astrónomos modernos lo llaman «cometa Halley», pero para el común de los mortales medievales, era básicamente un tráiler apocalíptico, un heraldo de muy malas noticias. La última vez que este cometa decidió hacer una aparición especial fue en 1066, justo antes de que el rey anglosajón Harold II comiera polvo (literalmente) en la Batalla de Hastings.
Entonces, cuando apareció de nuevo en 1475, nadie dijo: «¡Oh, qué cosa más bonita hay en el cielo!». No. Lo que dijeron fue: «¡Estamos jodidos!».
Y el que más lo sintió fue Calixto III, un papa con más problemas que tiempo para resolverlos.
El papa y su crisis existencial
Calixto III no era un hombre de andarse con tonterías. En medio del constante pique con el Imperio Otomano tras la caída de Constantinopla, su mayor preocupación no era si la misa dominical estaba llena, sino que las tropas europeas no fueran aplastadas por los otomanos en Belgrado.

Por si la guerra no fuera suficiente, el cometa Halley apareció, brillante, ominoso, desafiante. Naturalmente, Calixto III lo interpretó como un mensaje divino. Lo que no estaba claro era si Dios lo enviaba como aviso o como aperitivo del Apocalipsis.
¿Cómo se combate a un cometa?
Aquí es donde entra la genialidad medieval. En lugar de consultar a astrónomos o científicos (que los había y que probablemente hubieran respondido con: “Eso no es nada, tranquilo”), el papa decidió que la mejor solución era excomulgar al cometa Halley.
Sí, leyeron bien.
La lógica detrás de esta decisión, aunque fascinante, era inexistente. Si la Iglesia podía excomulgar a personas, territorios e incluso animales (sí, esto llegó a pasar), ¿por qué no añadir un cuerpo celeste a la lista negra?
La oración del mediodía y la magia del marketing espiritual
La jugada de Calixto III no se quedó ahí. Decidió institucionalizar una tradición: la oración del Ángelus a mediodía. ¿Por qué? Pues porque, aparentemente, orar en horario estelar ayudaría a contrarrestar los efectos del cometa.
Desde entonces, esta costumbre sigue viva en la Iglesia Católica, aunque ahora se practica sin mirar al cielo con miedo de que una roca espacial venga a fastidiare el almuerzo.
¿Funcionó? Pues… más o menos
A pesar de lo absurdo que suena, las cosas mejoraron para los europeos. La batalla de Belgrado fue un desastre absoluto, pero los otomanos se retiraron probablemente porque las tropas estaban exhaustas.
Calixto III y sus seguidores no tardaron en conectar los puntos: “¡La excomunión del cometa funcionó!”. No importa que el resultado fuera más atribuible al desgaste militar que a los poderes mágicos del papa.
Lo importante era el titular: «El papa vence al cometa y salva Europa».
Calixto III: pionero en relaciones públicas celestiales
El episodio del cometa Halley es un recordatorio de que, en tiempos de incertidumbre, la gente tiende a buscar soluciones extraordinarias (o ridículas). Calixto III, con su creatividad sobrenatural, se convirtió en un precursor de los grandes gestos simbólicos.
Y así fue como vencimos a una roca espacial… o eso creyeron
La historia de Calixto III y el cometa Halley es uno de esos episodios históricos que combinan ingenuidad, fe y un toque de locura. Aunque ahora lo vemos con humor, también es un reflejo de cómo los seres humanos han intentado dar sentido a los eventos más incomprensibles de la naturaleza.
Producto relacionado con el cometa Halley
Síguenos en Bluesky
NEWSLETTER MENSUAL
Si les gustan nuestras historias les recomendamos que se suscriban a nuestro boletín.
Es gratis, sin spam.
Sólo un aviso MENSUAL con los artículos nuevos en su bandeja de correo

EL AUTOR
Fernando Muñiz
Escritor, profesor, traductor, divulgador, conferenciante, corrector, periodista, editor y lector empedernido.
Enlaces de afiliados / Imágenes de la API para Afiliados/Los precios y la disponibilidad pueden ser distintos a los publicados