Hablar de Boris Yeltsin es hablar de un político que combinó, en dosis variables, carisma, excentricidad y momentos que hoy serían inmortalizados como memes virales en internet. Yeltsin pasó de ser el primer presidente democráticamente elegido de Rusia a convertirse en una figura icónica de las travesuras anómalas diplomáticas, llegando a protagonizar episodios que parecen sacados de un episodio de Benny Hill.
Aquí repasamos sus momentos más inolvidables.
El episodio de la pizza
En 1995, durante una visita oficial a Estados Unidos, Yeltsin decidió tomarse un «receso» de la política internacional. Fue encontrado, en medio de la Avenida Pennsylvania en Washington D.C., gritando en ropa interior a los taxis para que lo llevaran a comprar una pizza.
Mientras los servicios secretos rusos y los estadounidenses intentaban salvar las apariencias, Boris sólo parecía preocupado por satisfacer su antojo nocturno.
Spoiler: no consiguió su pizza.

Boris Yeltsin y el protocolo, enemigos irreconciliables
Yeltsin nunca fue fanático de las formalidades diplomáticas. En reuniones de alto nivel, solía ignorar las sutilezas para decir y hacer lo que le mejor le parecía.
Su estilo desenfadado, a veces potenciado por el vodka, lo llevó a protagonizar escenas memorables:
- 1989: Terminó en un puesto de policía en las afueras de Moscú, empapado y en ropa interior. Según él, había sido atacado y arrojado desde un puente. Sin embargo, algunos testigos comentaron que había estado deambulando por la zona borracho como un piojo y camino a una cita romántica.
- 1992: Durante una reunión con el presidente de Kirguistán, Askar Akayev, Yeltsin decidió tocar las cucharas (instrumento musical ruso) sobre la cabeza de su homólogo.
- 1994: Ordenó lanzar a su portavoz al río Volga durante un picnic en un barco. Porque, claro, una fiesta no es una fiesta hasta que tiras a alguien al agua helada.

Las «actuaciones» de Yeltsin
Yeltsin también demostró ser un artista frustrado en múltiples ocasiones:
- La batuta robada (1994): En una ceremonia para marcar la partida de las últimas tropas rusas de Alemania, Boris tropezó después de un almuerzo regado con champán, le quitó la batuta al director de una banda militar e insistió en dirigirla. Digamos que ese no fue el día en que la banda sonó mejor.
- Cantante improvisado: Ese mismo día, agarró un micrófono en una recepción y cantó desafinadamente. Los presentes aún están intentando olvidar el trauma auditivo.

El plantón irlandés
En 1994, Yeltsin realizó una escala en el aeropuerto de Shannon, Irlanda. El primer ministro irlandés lo esperaba en la pista para una reunión. Pero Boris nunca salió del avión. Los asistentes explicaron que estaba «exhausto» después de su visita a Estados Unidos. La prensa, esa arpía malpensada, insinuó que el verdadero culpable había sido el vodka.

Promesas nucleares y pellizcos indiscretos
- Suecia, 1997: Durante una visita oficial, Yeltsin sorprendió al mundo prometiendo desmantelar el arsenal nuclear ruso y abogar por una prohibición global. Más tarde, un portavoz del Kremlin aclaró que no había querido decir eso, que Boris había tenido «un día largo de reuniones».
- El trasero de la secretaria: Durante una reunión en 1995, las cámaras captaron a Yeltsin pellizcando juguetonamente el trasero de una secretaria. Definitivamente, «muy Boris».

Rock y campañas electorales
Durante su campaña para la reelección en 1996, Yeltsin subió al escenario y comenzó a bailar enérgicamente al ritmo de música rock. Días después, se reveló que había sufrido un infarto poco antes del evento. Pero como buen ruso, ignoró las advertencias médicas; un artista se debe a su público.

El precio del vodka y la «política del pueblo»
Yeltsin tenía un don para conectar con la gente común, especialmente cuando el vodka estaba en la ecuación.
Durante su campaña electoral de 1996, rechazó las propuestas de aumentar el precio de esta bebida, afirmando:
«La gente tiene sentimientos especiales hacia esta bebida. No les importa un trago o dos después del trabajo. No tendré prisa por subir los precios».
Con esa declaración, Boris se aseguró el apoyo de buena parte del electorado.
Y para finalizar este repaso a Boris Yeltsin, nada mejor que una frase icónica del ex presidente ruso:
«La vida es más llevadera con un trago de vodka y un poco de humor»
Boris Yeltsin
¡Salud, Boris!
- Colton, Timothy J(Autor)
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