Anita Delgado, la princesa de Kapurthala
Anita Delgado: la andaluza que conquistó las Indias
Cuando uno piensa en historias de princesas, a menudo acuden a la mente castillos centroeuropeos, dragones imaginarios y finales felices con perdices que no se cuestionan demasiado.
Pero Anita Delgado, la maharaní de Kapurthala, nos dejó un relato digno de una película de Almodóvar pasado por el filtro de Bollywood: amor, lujo, exotismo y hasta una pizca de tragedia.
Todo ello envuelto en el inconfundible salero español de esta malagueña. Su historia es un carrusel de emociones que trasciende los tópicos. Hagan las maletas que nos vamos de viaje.
Autor: El café de la Historia
ETIQUETADO EN:
De Málaga a India: el giro de guion que nadie vio venir
Nacida en 1890, Anita Delgado creció en una familia humilde de Málaga. Su padre regentaba un café, y su madre, con una visión empresarial algo peculiar, decidió invertir lo poco que tenía en clases de canto y baile para Anita y su hermana Victoria. Pero, como en toda buena historia, las cosas se torcieron (o se enderezaron, según se mire) cuando la familia se mudó a Madrid en 1906 con poco más que la necesidad de buscarse la vida.
Por casualidades de la vida, las hermanas fueron fichadas como bailarinas en el Kursaal, una sala de espectáculos que mezclaba frontón, café y un poquito de glamour decadente. Aquí comienza el culebrón, porque entre el público habitual de la sala estaba un príncipe indio, nada menos que el maharajá de Kapurthala, Jagatjit Singh.
Imagínate la escena: él, uno de los cientos de invitados a la boda de Alfonso XIII, aún con jet lag y montado en un elefante por las calles de Madrid, y ella, una bailarina con vestido prestado y trenzas, que pronto no iba a dar crédito a la película que estaba protagonizando.
Camelia va, camelia viene: el cortejo real
El maharajá quedó prendado de Anita desde el primer momento y decidió conquistarla con un método infalible: regalarle camelias cada noche tras sus actuaciones. Sutil no era, pero efectivo sí. Añadamos que la familia Delgado, muy acostumbrada a ver pasar la vida desde la escasez, estaba entre maravillada y escéptica con tanta atención.
La cosa escaló rápidamente. Tras un atentado fallido durante la boda del rey Alfonso XIII (otro drama para otro artículo), el maharajá tuvo que abandonar Madrid, pero antes dejó clara su intención: estaba dispuesto a casarse con Anita.
La familia, que al principio pensó que todo esto era una locura, terminó por aceptar la propuesta cuando él demostró estar realmente comprometido. ¡Y vaya forma de demostrar a la familia el compromiso! Hizo que toda la familia viajara a París a todo lujo, contrató tutores para educar a Anita en idiomas, protocolo y equitación, y organizó una boda de cuento.
Llegó la Princesa: vida de lujo y retos en la India
En 1908, Anita, ya convertida en Prem Kaur («la amada del príncipe»), llegó a Kapurthala. Aquello no era precisamente un «bienvenidos a las fiestas del barrio»; era más bien un deslumbrante despliegue de elefantes engalanados, palacios de mármol y banquetes interminables.
Sin embargo, la vida de princesa no era todo color de rosa. Anita tuvo que adaptarse a una cultura completamente diferente y a un matrimonio que, aunque lleno de lujo, también tenía sus complicaciones. Vamos, lo que de toda la vida se ha llamado una jaula de oro.
Fue en estos años cuando comenzó a escribir sus impresiones sobre la India. Con una mezcla de fascinación y asombro, describió desde los mercados bulliciosos hasta las ceremonias religiosas y las exóticas cacerías reales. Anita tenía una mirada única: era capaz de narrar con detalle las glorias de los palacios y, al mismo tiempo, hablar con empatía de la pobreza y las desigualdades que observaba.
La princesa escritora: «Impresiones de mis viajes por las Indias»
Anita plasmó sus vivencias en un pequeño libro titulado Impresiones de mis viajes por las Indias. Publicado en 1915, esta obra no es solo un testimonio histórico; es también una ventana a su alma. Con una prosa sencilla pero arrebatadora, Anita nos lleva de viaje por Rajasthan, Calcuta y Birmania, y otros lugares.
Describe desde los templos budistas hasta las cacerías de animales con una mezcla de admiración y, en algunos casos, incomodidad (porque a Anita no le iba mucho eso de la sangre, aunque fuera parte del protocolo). Pero también habló de cosas más cotidianas: el sabor del curry, la vegetación exuberante y las mujeres indias, cuyas vidas observó con una mezcla de curiosidad y respeto.
El final del sueño: entre Europa e India
Como en toda buena historia, este cuento de hadas tuvo su fin. En 1925, tras varios años de tensiones y diferencias irreconciliables, Anita y el maharajá se divorciaron.
Anita regresó a Europa con su hijo, Ajit, y continuó llevando una vida distinguida, pero lejos del esplendor de Kapurthala.
Murió en 1962, a los 72 años, en Madrid. Nunca regresó a la India, pero su legado como la «princesa española de las Indias» quedó grabado en la historia. Su vida es un testimonio de cómo una humilde joven malagueña logró conquistar no solo el corazón de un príncipe, sino también el de una cultura completamente ajena.
Productos recomendados para ampliar información sobre Anita Delgado
¡Ole tú, Anita!
Si te ha gustado ¡Compártelo!
ETIQUETADO EN:
NUESTRAS CATEGORÍAS
El Café de la Historia ha sido finalista en la edición 2021/22 de los Premios 20Blogs en la categoría «Ciencia«.
¡Gracias por vuestro apoyo!
Aviso legal – Privacidad – Política de cookies – Copyright © 2018-2025. Todos los derechos reservados – Contacto
Última actualización el 2022-04-08 / Enlaces de afiliados / Imágenes de la API para Afiliados/Los precios y la disponibilidad pueden ser distintos a los publicados