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Grace Bedell, la niña que convenció a Abraham Lincoln de dejarse barba

La biografía de Abraham Lincoln está repleta de episodios remarcables, desde su lucha por la abolición de la esclavitud hasta su trágico asesinato.

Sin embargo, uno de los episodios más curiosos y, digamos, «entrañables» de su vida tiene que ver con una niña de 11 años llamada Grace Bedell, que logró convencer al futuro presidente de los Estados Unidos de dejarse su icónica barba.

¿Quién era Grace Bedell?

Grace Bedell era una niña común y corriente, nacida en Albion, Nueva York, en 1848. No era famosa ni influyente, y mucho menos alguien con conexiones políticas importantes. Pero lo que sí tenía era una opinión muy firme sobre cómo mejorar la imagen del candidato presidencial Abraham Lincoln.

Barba Lincoln 2

En 1860, mientras Lincoln estaba en plena campaña electoral, Grace vio un retrato de él en un afiche. Su opinión fue directa y brutal: su cara necesitaba un toque de estilo. Según Grace, el rostro del futuro presidente tenía demasiado «espacio libre» y le vendría bien una barba para complementar sus rasgos. Es decir, Lincoln era una especie de lienzo en blanco que pedía a gritos un poco de vello facial.

Y Grace, con esa valentía irreflexiva que solo los niños suelen tener, decidió escribirle una carta para expresarle su opinión.

La carta que lo cambió todo

El 15 de octubre de 1860, Grace escribió una carta a Abraham Lincoln que, aunque breve, fue contundente. En su misiva, le sugería que se dejara crecer la barba porque «su cara es muy delgada» y una barba podría hacer que pareciera «mucho mejor».

Además, añadió un razonamiento práctico: las mujeres aman las barbas, y podrían persuadir a sus esposos para que votaran por él. Claramente, Grace tenía un conocimiento impresionante sobre estrategia electoral y branding para alguien de su edad.

La carta decía lo siguiente:

Estimado señor Lincoln,
Soy una niña de 11 años de edad y vivo en Westfield, Condado de Chautauqua. … Si dejara que su barba creciera, me parece que las mujeres les pedirían a sus esposos que lo votaran y usted sería presidente. Su cara es tan delgada… Todos los hombres parecidos a usted se dejan crecer la barba, y se ven mucho mejor. Mi padre votará por usted y si yo fuera un hombre también lo haría.»

Grace Bedell

La sorprendente respuesta de Lincoln

Lo lógico es pensar que una carta así terminaría olvidada en alguna pila de correspondencia ignorada, pero no. Lincoln, siendo un hombre conocido por cierto sentido del humor y naturaleza accesible, respondió. En su carta, el candidato agradeció a Grace por su sugerencia, aunque no hizo ninguna promesa específica de adoptar su consejo. Pero algo en las palabras de la niña debió resonar en él, porque poco después comenzó a dejarse crecer la barba.

Lincoln escribió:

Querida Grace:
Recibí tu carta sobre la sugerencia de dejarme crecer la barba. Como nunca me he dejado una, dudo que sea prudente cambiar ahora mi apariencia cuando estoy en el medio de la campaña. Pero, ¿quién sabe? Tal vez intente hacerlo.

Carta de Lincoln a Bedell
Carta de Lincoln a Bedell

Y, efectivamente, lo intentó.

El cambio de imagen de Lincoln

Poco tiempo después de este intercambio epistolar, Lincoln comenzó a aparecer en público con una barba en crecimiento. Para cuando fue elegido presidente, ya lucía una barba completa, y esta se convirtió en parte inseparable de su imagen.

Abraham Lincoln
Evolución de la barba de Abraham Lincoln

Según algunos historiadores, el cambio no solo fue estético, sino también estratégico. En aquella época, las barbas estaban de moda entre los hombres adultos y eran vistas como un símbolo de sabiduría y autoridad.

La decisión de Lincoln no solo hizo que pareciera más «presidencial», sino que también ayudó a humanizarlo y a conectar con un público más amplio.

El encuentro entre Lincoln y Grace

La historia no termina ahí. En febrero de 1861, mientras Lincoln viajaba a Washington D.C. para su inauguración, su tren hizo una parada en Westfield, Nueva York, el hogar de Grace.

Durante su visita, Lincoln preguntó por ella, y los dos tuvieron un breve pero memorable encuentro.

Estatua de Lincoln y Bedell
Estatua de Lincoln y Bedell

Según se cuenta, Lincoln saludó a Grace y le dijo algo así como: «Grace, me dejé la barba por ti. ¿Qué te parece?».

La niña, que estaba naturalmente impresionada por la visita, se mostró encantada con el nuevo look del presidente.

La influencia duradera de la barba de Abraham Lincoln

Aunque Grace no podía votar ni influir directamente en la política, su simple sugerencia dejó una huella en la historia de los Estados Unidos y Lincoln, por su trayectoria y asesinato sigue siendo uno de los más icónicos presidentes de toda la historia de su país.

Grace llevó una vida tranquila y modesta después de su encuentro con Lincoln. Se casó, tuvo hijos y nunca buscó sacar provecho de su momento fugaz de fama.

Pero siempre será recordada como la niña que convenció a uno de los presidentes más populares de Estados Unidos de cambiar su apariencia.


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EL AUTOR

Fernando Muñiz

Escritor, profesor, traductor, divulgador, conferenciante, corrector, periodista, editor.

Y lector empedernido.

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