Una guerra entre naciones puede desatarse por culpa de unos pasteles.
Parece broma pero no, la historia es caprichosa, y allá por el siglo XIX, México y Francia se enfrascaron en un conflicto que, a pesar de su nombre, fue muy real: la guerra de los pasteles.
Trasfondo histórico
Corría el año 1828 y México, joven y caótico tras su independencia de España, vivía una etapa de constantes conflictos internos y externos. Como si eso no fuera suficiente, el país también estaba lleno de extranjeros que trataban de aprovechar el desorden para obtener beneficios económicos. Entre ellos, los franceses destacaban por ser particularmente entusiastas, instalando panaderías, restaurantes y pequeños negocios en el territorio mexicano.
Uno de estos empresarios franceses, Jean-Baptiste Remontel, tenía un negocio hostelero en Tacubaya, un barrio en las afueras de la Ciudad de México.
Según cuentan las crónicas, su comercio fue saqueado en 1828 por soldados mexicanos que, probablemente cansados y con hambre, decidieron tomar prestados algunos pasteles sin la intención de pagarlos.
Como era de esperar, Remontel no quedó especialmente contento con la situación y llevó su queja al gobierno mexicano.
Al no recibir respuesta, decidió escalar el asunto.
Francia entra en escena
Diez años después, en 1838, Remontel, con toda la paciencia y perseverancia que podría esperarse de un buen empresario, elevó su queja al gobierno de Francia.

En su reclamación, exigió una indemnización de 600,000 pesos.
¡Sí, 600,0000 pesos! que, para tener una dimensión exacta del asunto que está a punto de explotar, equivaldrían a algo menos de veinte millones de euros de nuestros días. Dinero más que suficiente como para montar una cadena de pastelerías gourmet por todo México.
Y el señor Remontel pedía esta astronómica cifra por unos pasteles y aunque a simple vista suene absurdo, este monto incluía supuestamente los daños causados no solo en su negocio, sino también en su reputación.
El rey de Francia, Luis Felipe I, vio en esto una oportunidad perfecta para intervenir en México.
Pero, ¿realmente le importaban al rey los pasteles de Remontel? Probablemente no.

Francia aprovechaba la coyuntura y buscaba presionar a México para que pagara una deuda acumulada desde los tiempos de la independencia.
La excusa de los pasteles resultó ser la guinda en el pastel —valga la ironía y la redundancia— para justificar una intervención militar de tintes coloniales.
La declaración de guerra
En noviembre de 1838, Francia envió una flota al Golfo de México y bloqueó el puerto de Veracruz, una de las principales vías comerciales de México. El mensaje era claro: o pagaban la deuda y la indemnización de los famosos pasteles, o habría consecuencias.
El gobierno mexicano, encabezado por Anastasio Bustamante, se negó rotundamente. ¡No iban a ceder ante la presión de un rey extranjero por algo tan trivial!
Así, el 27 de noviembre de 1838, los franceses bombardearon Veracruz, dando inicio a lo que hoy conocemos como la guerra de los pasteles.
Un conflicto muy serio
Aunque el nombre del conflicto evoca imágenes de chefs enojados y soldados lanzando tartas, la realidad fue mucho más sangrienta. Durante el bloqueo y los enfrentamientos, cientos de personas perdieron la vida y el comercio mexicano sufrió enormes pérdidas.
El país, ya debilitado económica y políticamente, se encontraba en una situación desesperada.

En medio de todo esto, el general Antonio López de Santa Anna —sí, el mismo que después perdería Texas— emergió como héroe nacional al enfrentarse a los franceses en Veracruz.
Aunque logró defender la ciudad temporalmente, perdió una pierna en el proceso, lo que no impidió que usara su sacrificio como una carta para ganar apoyo político en el futuro.
El desenlace
La guerra de los pasteles finalmente terminó en marzo de 1839, gracias a la intervención de Gran Bretaña como mediadora.
México accedió a pagar los 600,000 pesos exigidos por Francia (y concedió otras ventajas comerciales) y los franceses levantaron el bloqueo.
Por supuesto, esto no resolvió los problemas internos de México ni calmó las tensiones con Francia, pero al menos los pasteles dejaron de ser el centro del conflicto.
Curiosidades y legado
- Jean-Baptiste Remontel: Aunque su nombre está ligado a esta peculiar guerra, poco se sabe de lo que le ocurrió después. Probablemente regresó a Francia con una buena historia para contar a sus nietos.
- La pierna de Santa Anna: La pierna perdida del general se convirtió en un símbolo patriótico. Santa Anna incluso mandó hacer un funeral solemne para ella, algo que solo él podría haber imaginado.
- El costo de la guerra: Para México, el conflicto fue una humillación más en una serie de episodios que mostraban su vulnerabilidad frente a potencias extranjeras. Para Francia, fue un recordatorio de que no siempre es buena idea mezclar los negocios con la diplomacia.

Reflexiones finales que nos deja este episodio
La guerra de los pasteles es uno de esos acontecimientos que demuestran cómo las pequeñas disputas pueden escalar hasta convertirse en problemas internacionales.
Aunque hoy en día la recordamos con una sonrisa por su nombre y su no menos peculiar origen, no debemos olvidar que fue reflejo y consecuencia de las siempre complejas relaciones entre países, y de las extremas dificultades que México tuvo que atravesar para consolidarse como nación independiente.
Producto recomendado para ampliar información
- History, Captivating (Author)
Si te ha interesado este artículo, seguramente te gustará este otro
La guerra del cerdo: cuando la paz del mundo dependió de un gorrino hambriento y desorientado
Si nuestras historias son de su agrado, tienen tres maneras de seguirnos:
REDES SOCIALES
1. Pueden seguirnos en cualquiera de nuestras redes
NOTIFICACIONES PUSH
2. Pueden activar los avisos de publicación de nuevo artículo
NEWSLETTER SEMANAL
3. Suscribirse a nuestro boletín. Es gratis, sin spam.
Sólo un aviso SEMANAL con los artículos nuevos en su bandeja de correo


EL AUTOR
Fernando Muñiz
Escritor, profesor, traductor, divulgador, conferenciante, corrector, periodista, editor.

Enlaces de afiliados / Imágenes de la API para Afiliados/Los precios y la disponibilidad pueden ser distintos a los publicados