Autor: El café de la Historia
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El puente de Remagen
Haga un esfuerzo y póngase por un momento en la piel de un soldado soviético cualquiera en 1968.
¿Ya?
Ahora imagínese que le mandan a Checoslovaquia para aplastar una revuelta en el país. Y, por último, imagínese que la maquinaria propagandística le ha preparado concienzudamente para combatir al enemigo que allí se va a encontrar: un combinado de tropas imperialistas compuesto por unidades alemanas occidentales y estadounidenses.
Tras entrar en Checoslovaquia, su regimiento se dirige a arrebatar al enemigo la localidad de Davle y usted, que va en la primera fila de la columna de tanques que avanza por la estrecha carretera, se encuentra con casi mil soldados nazis defendiendo el pueblo.
Un regimiento nazi. En 1968.
Si no le ha explotado la cabeza aún, lo hará cuando atisbe que todo el pueblo está defendido por barricadas y sacos terreros, hay banderas nazis ondeando en los edificios y los escolares del pueblo corretean jugando por las calles alegremente vestidos con el uniforme de las Hitlerjugend (”Juventudes Hitlerianas”).
Mirará a su alrededor y observará en los rostros de sus compañeros su misma estupefacción ante un hecho para el que nadie les había preparado.
De la estupefacción inicial se pasa al nerviosismo y, en un acto que evita una masacre colectiva, un grupo de mandos se acerca para negociar la rendición mientras los helicópteros soviéticos sobrevuelan intimidatoriamente la localidad. Las negociaciones se alargan, los nervios se van extendiendo entre la tropa y cualquier mal movimiento puede desatar la tragedia.
A pesar que los soldados «enemigos» les recibieron con alegría y con el puño en alto, tuvo que pasar una larga y tensa hora para que los rusos entendieran que no estaban estaban plantando cara a un ejército nazi, sino a un equipo de filmación de Hollywood.
¿Cómo? ¿ Y por qué?
Un rodaje de Hollywood
Hacía varias semanas que Davle (localidad situada unos veinte kilómetros al sur de Praga) vivía al ritmo del rodaje de una película bélica, El puente de Remagen, con sus habitantes conviviendo con estrellas de Hollywood como Ben Gazzara, George Segal, Bo Hopkins o Robert Vaughn, de uniforme norteamericano o nazi, junto a tanques y jeeps, entre otras recreaciones que imitaban la ciudad de Remagen, cerca de Bonn.
La película trata sobre la toma, en marzo de 1945, del último puente intacto sobre el Rin por parte de los aliados antes de que la Wehrmacht lo volase para cortarles el paso y gracias al deshielo político que abrió Checoslovaquia a Occidente, la empresa United Artists pudo aprovechar un puente metálico idéntico al de Remagen, situado en Davle.
Irónicamente, el puente de Remagen, cuya captura facilitó el avance de los aliados hacia Berlín, se construyó originalmente durante la Primera Guerra Mundial para acelerar el avance de las tropas alemanas hacia Francia.
“Alguien les dijo que Davle había sido invadida por el ejército estadounidense y que debían liberarnos. No entendían en absoluto porqué la gente les mostraba el puño en alto. Estaban muy nerviosos, se palpó la tensión durante un buen rato”, cuenta un vecino, testigo de aquellos hechos.
Tras el incidente, el rodaje de la película fue interrumpido y el equipo de la película huyó apresuradamente hacia Occidente en un convoy de veinte taxis, dejando en el lugar el atrezzo.
Unos meses después, obtuvieron permiso para volver brevemente a Davle para grabar algunas escenas y la película tuvo que ser terminada en Alemania, Austria e Italia.
El film se estrenó un año después dejando para la historia no sólo un suceso que pudo acabar en catastrófica tragedia, sino también una aceptable película bélica en la que el departamento de defensa norteamericano se negó a prestar su colaboración ya que no le gustó la manera en la que se retrataba a su ejército, con soldados actuando de forma poco honrosa, oficiales nada ejemplares que descuidaban a sus hombres, lenguaje soez y una tropa con escaso ardor guerrero.
El Café de la Historia ha sido finalista en la edición 2021/22 de los Premios 20Blogs en la categoría «Ciencia«.
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Fascinante
Todo muy curioso.