Autor: El café de la Historia
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Curiosidades de Internet (La Ley de Godwin y el Efecto Streisand) en forma de dos fenómenos que si bien no los podemos elevar a la categoría de teoremas puros, nacen en las redes, son empíricamente comprobables y a la vez de sencilla aplicación a la vida real.
El Efecto Streisand y la Ley de Godwin
Internet es un territorio infinito en el que en muchas ocasiones impera su propia ley. Una ley que no siempre coincide con la de los países que aparecen en los mapas.
La Ley de Godwin
El enunciado de la Ley de Godwin dice: «A medida que una discusión en línea se alarga, la probabilidad de que aparezca una comparación en la que se mencione a Hitler o a los nazis tiende a uno.»
Esta ley la redactó el abogado Mike Godwin en 1990 al observar que en los foros de discusión digitales, cuando a alguien no le gustaba un argumento lo yuxtaponía con Hitler.
Todo empezó el 11 de octubre de 1989, cuando un grupo de investigadores de la Universidad de Berkeley estaban discutiendo en un foro de Usenet sobre si era apropiado abrir subgrupos de noticias sobre biología marina.
La discusión se centraba en si estos grupos se iban a convertir en una fuente de información de calidad o, por el contrario, se quedaría como simples foros de aficionados a la pesca.
Vamos, tampoco era la quintaesencia de la alta cultura ni un tema excesivamente candente ni propicio para que los ánimos se caldearan .
La conversación sobre el apasionante tema se fue alargando hasta que uno de los investigadores hizo notar al resto que no se avanzaba en el proyecto y que se estaba perdiendo el tiempo discutiendo sobre cosas que ya se habían votado y resuelto, a lo que otro participante le respondió: “También la gente votó a Hitler como canciller. Que haya sido votado no quiere decir que esté bien” .
El enunciado de la Ley de Godwin
Y fue este exabrupto el que propició la respuesta de otro participante que se hizo historia viva de Internet y dio carta de naturaleza a la Ley de Godwin:
«Se puede afirmar que una conversación está envejeciendo cuando uno de los participantes introduce en ella a Hitler y los nazis”.
Desde entonces es norma sagrada en Usenet y muchos otros foros de discusión, dar por zanjado y cerrado un tema cuando aparece esta táctica argumentativa ya que se da por hecho que se han agotado los razonamientos lógicos dado que el primero que apele a Hitler o a los nazis no sólo ha perdido los papeles, sino también la discusión.
Esta argumentación es igualmente válida para la vida real, la de fuera de las redes. Para terminar un ejemplo ilustrativo:
Ante las críticas contra el reguetón, Daddy Yankee (uno de los referentes del género) contraargumentó: «si la música urbana es un veneno para la sociedad, la música clásica entonces es peor, partiendo de que la música que prefería Adolf Hitler era la clásica»
Fin de la discusión, Daddy Yankee has perdido. Loser.
El Efecto Streisand
Ahora vamos con el Efecto Streisand.
¿Qué es el Efecto Streisand? ¿Un catastrófico fenómeno meteorológico? ¿Una nueva moda de cirugía estética emulando el apéndice nasal de la cantante? ¿Un nuevo recopilatorio de la artista norteamericana?
Por suerte, nada de todo esto.
Se trata de un fenómeno tan viejo como la civilización que propugna que todo intento de censura propicia el efecto contrario.
Un ejemplo llamativo del Efecto Streisand
Hay casos en la historia muy ejemplificadores del Efecto Streisand: sin necesidad de irnos a las fértiles llanuras de Mesopotamia o a la Antigua Grecia (que, sin duda, ejemplos hay de sobra), vamos a ir a un caso que a todos les resultará familiar. Ciudadano Kane.
La primera película de Orson Welles está basada en la vida y obra del todopoderoso magnate periodístico William Randolph Hearst, el campeón que propició la guerra de Cuba contra España para vender más periódicos.
Cuando se estrenó el largometraje, éste entró en cólera y se sulfuró no sólo con la película sino también con el director, ordenando que todos sus medios de comunicación arremetiesen contra Welles y Ciudadano Kane. Además puso a trabajar a sus periodistas para que difamasen sin descanso al director.
Ahora vayan a cualquier listado de las (10, 20, 50…) mejores películas de la historia y verán. Y por si fuera poco, no logró su objetivo: que el público desasociase su imagen de la del magnate Charles Foster Kane. Más bien se puede afirmar lo contrario.
Orígenes del Efecto Streisand
Este fenómeno tiene qué ver con la atracción del ser humano por lo prohibido y funciona bajo el mecanismo de la psicología inversa.
Está muy presente en Internet, y es aterrador y una de las peores pesadillas tanto para marcas comerciales como para personajes públicos.
Pero vamos al hecho que lo bautizó: Cierto fotógrafo, allá por 2003, estaba haciendo un reportaje sobre la erosión de las costas en California.
Realizó y publicó una serie de fotografías pero, ay, en una de ellas se veía la mansión que Barbra Streisand posee en Malibu.
La actriz enfureció, exigió la retirada de esa fotografía e interpuso una demanda de 50 millones de dólares.
El resultado se lo pueden imaginar.
Según psicólogos especialistas en comportamientos en redes, cualquier intento de censura es interpretado por los usuarios como una ataque a Internet y reaccionan en consecuencia.
De las 12.000 fotografías publicadas en el estudio, que a lo sumo veían una cincuentena escasa de usuarios, sólo una alcanzó cifras archimillonarias.
Y seguro que adivinan cuál fue.
Otros casos más cercanos y recientes del Efecto Streisand
El documental Ciutat Morta, el anuncio de acciones legales de Pitingo contra El Mundo Today por un artículo según el cual Bjork se retiraba de la música por temor a que la versionease el citado artista, la mítica portada de El Jueves con los actuales reyes sudando un cheque bebé, el libro Fariña, un rollizo Axl Rose exigiendo a Google que retire sus imagenes en un vano intento de cortar de raíz memes como «Sweet pie of mine«, el Partido Popular intentando hacer desaparecer un vídeo de M.R. brindando a la voz de «Viva el vino«, el conato de «esconder» la foto en Washington de las hijas góticas de Zapatero, el vídeo de Ramoncín haciendo una versión muy libre del «Come as you are» de Nirvana…
Todos estos casos tienen una cosa clara en común: que en circunstancias normales, con casi total seguridad hubieran pasado desapercibidos para el gran público, pero al planear sobre ellos la negra sombra de la censura se han acabado convirtiendo, gracias al Efecto Streisand, en bombazos que los han convertido en iconos reconocibles de su época muy a pesar de sus protagonistas y que, como el magnate Hearst, van a tener, como penitencia, que cargar con ello durante una larga temporada, en ocasiones, mucho más larga que toda una vida.
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Este rincón de Internet se merecería que lo censurasen. Soy fan.
Sumamente interesante el blog
Instructivo y ameno!!
Me encanta lo de los nazis, lo aplicaré de ahora en adelante…
No conocía estas cosas, gracias por compartirlas
Francamente ameno, el rato del bus se me ha pasado rápidamente.