Autor: El café de la Historia
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James Dean y la leyenda de «Little Bastard»
El viernes 30 de septiembre de 1955 fallecía James Dean estremeciendo al mundo. En el momento de su muerte era ya unos de los ídolos más consolidados y reconocibles de Hollywood a pesar de haber protagonizado tan solo tres películas.
Se trata de la terna fílmica: Al este del Edén (1955), Rebelde sin causa (1955), y Gigante (1956), estas dos últimas estrenadas a título póstumo.
James Dean tenía veinticuatro años en el momento de su muerte en accidente de tráfico, lo que le convirtió en la primera estrella de la época dorada de Hollywood que ascendía al olimpo de los mitos tras fallecer de manera tan inesperada como prematura y traumática.
Este trauma afectó sobre todo al sector más joven de su público ya que el actor personificó en su breve carrera el inconformismo y la rebeldía propios de la juventud.
El 17 de septiembre de 1955, trece días antes de su muerte, había protagonizado una campaña sobre seguridad al volante dirigido al público más joven.
James Dean, actor y apasionado de los deportivos
Dean era un apasionado de los coches deportivos y de las carreras, y había encargado un Lotus MK X, un bólido tan exclusivo que apenas se fabricaron una decena de unidades.
La entrega del bólido se retrasaba y la impaciencia le venció decantándose, mientras le entregaban el Lotus, por el no menos exclusivo Porsche 550 Spyder, otra bestia de cuatro cilindros que con apenas 550 kilos de peso alcanzaba los 220 km/h y del cual se fabricaron unas noventa unidades.
El flamante Spyder, por la dificultad que entrañaba dominar el nervio y la potencia de su motor de 110 CV, fue bautizado como «Little bastard«.
Tras finalizar el rodaje de la que sería su tercera y última película, Gigante, Dean se dirigió con su «Little Bastard» a competir en una carrera en Salinas, cerca de San Francisco, California. La noche anterior había dejado a Marcus, su gato siamés, a su gran amiga Elizabeth Taylor para que se lo cuidase, ya que temía que algo le pudiese suceder. Como así fue.
El fatídico 30 de septiembre de 1955 remolcó el Porsche en su camioneta para llevarlo al taller para una revisión y puesta a punto previa a la carrera. Tras ésta, Dean decidió conducir hasta el lugar de la carrera por las carreteras de la costa para probar el vehículo y adaptarse a él antes de competir, en vez de seguir remolcándolo como había previsto en un principio.
En un cruce de Cholame apareció inesperadamente un Ford Custom Tudor conducido por el estudiante Donald Turnupseed. Dean frenó pero no pudo esquivar la colisión, embistiéndolo brutalmente pereciendo el actor, y resultando con rotura de pierna y mandíbula Rolf Wütherich, su mecánico, que ocupaba el asiento del copiloto. El estudiante del Ford resultó contusionado en un hombro y se rompió la nariz.
Dos horas antes del siniestro un policía de carreteras había amonestado al actor por su exceso de velocidad: circulaba a más de 150 km/h en una zona limitada a 90. De la multa se libró por ser James Dean.
En esa intersección entre carreteras estatales terminaba la vida de James Dean y empezaba la leyenda.
A Dean le habían entregado su radiante Porsche el 21 de septiembre. El día 23 coincidió con Alec Guinness y le enseñó su flamante nuevo juguete a lo que el actor inglés le dijo que aquel coche le parecía siniestro y que le aconsejaba no conducirlo porque podría matarse con él en una semana.
Justo el tiempo que faltaba para que ocurriese precisamente eso.
Empieza la leyenda de James Dean y también la leyenda negra de Little Bastard
George Barris era mecánico y amigo de James Dean.
Se trata del creador del primer Batmóvil y el Munster Koach de La Familia Monster. Toda su vida estuvo vinculada al mundo del motor y el cine trabajando en la customización de vehículos para producciones como Jurassic Park, Starsky y Hutch o El Coche Fantástico entre muchísimas otras.
Y también fue quien pagó 2.500 dólares por los restos del coche de su amigo. Y, según algunos estudiosos, quien alentó la leyenda negra del mismo para según unos, de manera espúrea, aumentar su valor, y, según otros, alargar e inmortalizar el recuerdo y la sombra de la leyenda de su gran amigo James Dean.
Sea como sea, vamos con lo que el propio Barris dejó por escrito en su libro de 1974 Cars of the Stars sobre los múltiples incidentes relacionados con «Little Bastard» tras el accidente que le costó la vida a James Dean.
Todo empieza cuando Barris compra el coche y manda trasladarlo a su taller. Al bajarlo de la grúa las cuerdas ceden y el coche cae a plomo sobre un mecánico rompiéndole las dos piernas.
Poco después un ladrón asaltó el taller e intentó robar el volante; perdió un brazo allí mismo.
Tras todos estos incidentes, Barris decide desguazarlo para vender por separado las piezas. Las ruedas las compra un muchacho neoyorquino, y diferentes partes del accidentado Porsche dos entusiastas corredores en carreras automovilísticas.
Al chico de Nueva York le ocurrió algo tan infrecuente como que se reventaron dos de las cuatro ruedas al unísono provocando un accidente que dio con el vehículo en la cuneta y el conductor en coma.
No les fue mejor a los dos corredores: en una carrera pilotando sendos vehículos en los que iban piezas de «Litlle Bastard«, uno resultó gravemente herido en un accidente en una curva del circuito y otro falleció al perder el control y estrellarse contra un árbol.
Barris, cansado de tanta desgracia, acepta una propuesta del departamento de policía de carreteras del Estado de California para que se lo lleven y exhibirlo en una exposición itinerante para alertar sobre los riesgos del exceso de velocidad.
La primera exposición no se llegó a producir al declararse un incendio en el garaje donde estaba aparcado en el que arden todos los coches allí guardados. Todos menos «Little Bastard».
Más tarde, estando expuesto en un instituto de Sacramento se cayó de su soporte. Resultado: un estudiante con la cadera rota.
Un año después, mientras estaba expuesto en Nueva Orleans, cayó repentinamente y se partió en exactamente once trozos.
Tras el periplo de exposiciones por todo Estados Unidos la agencia de transporte que tenía que devolver el Porsche a Barris extravió el coche en algún lugar de la ruta entre Miami a Los Ángeles desapareciendo de la faz de la tierra hasta el día de hoy.
Leyenda o realidad
Hay infinidad más de lúgubres incidentes relacionados con «Little Bastard» pero la falta de fuentes fiables y la discrepancia entre las versiones apuntan sospechosamente a añadidos posteriores que ha ido agregando a la leyenda el siempre imaginativo acervo popular.
Siempre basculando entre el mito y la realidad, la leyenda negra del coche de James Dean ha llegado hasta nuestros días en plena forma, y de manera intermitentemente aparecen noticias, flashes, fogonazos en la prensa que informan de supuestas piezas aparecidas en los sitios más insospechados a lo largo y ancho de la geografía estadounidense, así como en los más conocidos portales de compra-venta de Internet .
Mito, realidad, leyenda… posiblemente nunca se sepa del todo el fondo de todos los incidentes que jalonan las misteriosas historias que circulan alrededor del Porsche maldito; George Barris falleció en 2015 llevándose con él las claves de uno de los mayores misterios pop de la cultura estadounidense.
En recuerdo del malogrado actor, desde el año 2002 el cruce entre la Highway 46 con la Route 41 donde perdió la vida se conoce como James Dean Memorial Junction.
“Hay que vivir deprisa, la muerte llega pronto« James Dean, 1931-1955
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Qué casualidad! el otro día leí un artículo en la prensa sobre unas piezas que se habían encontrado en una subasta por internet!! Saludos
Maravillosa y emotiva historia de la historia. Me encantó; no la conocía.
Magnífico, este relato está muy entretenido, además con el humor que ustedes saben imprimirle a sus escritos
Curiosa historia!
Felicitaciones por la variedad y calidad de materiales aportados en cada una de vuestras historias. Siempre novedosas e interesantes.